En sus ratos de esparcimiento, las personas venezolanas comparten tiempo y espacio con sus comunidades de acogida y les explican el significado de muchas palabra y modismos propios de su país | Por: GUILLERMO TORRES | SEMANA
Esa forma de hablar de muchas personas venezolanas, que resulta extraña para la gran mayoría de colombianos, terminará por enriquecer nuestro lenguaje. Disfrute de nuestra segunda entrega del traductor venezolano/colombiano.
Caerse a palos:
Es una expresión coloquial que se usa para relatar que se consumieron bebidas alcohólicas de forma exagerada y hasta perder la razón; por ejemplo, se suele decir: “Me fui de paseo con unos panas, cayéndome a palos”.
Cara'e tabla:
Término que se utiliza para referirse a una persona muy descarada o que no tiene escrúpulos, y que no siente el mínimo remordimiento cuando abusa y tampoco suele presentar disculpas.
Cuaima:
Se usa comúnmente para describir a una mujer, bien sea novia, esposa o pareja de alguien, que mantiene una relación formal y que es extremadamente celosa y pretende controlar a su pareja todo el tiempo.
Choreto:
Es un término que se usa para describir algo torcido o que tiene alguna deformidad; en el lenguaje callejero también se utiliza para referirse a una persona que tomó un mal camino y se vive metiendo en problemas.
Chalequeo:
Es una expresión para referirse a la burla que sufre una persona por parte de otra o de un grupo, para molestarlo por cualquier situación o condición personal. Suele decirse, por ejemplo: “Ese chamo llegó a la fiesta vestido muy rato y no se aguantó el chalequeo que le montamos”.
Y les dejamos un par de dichos y refranes que son de uso muy extendidos entre las personas venezolanas
"Anda a llorar p'al valle":
Esta frase se utiliza para recriminar a una persona a la que se le advirtió que estaba obrando mal, hizo caso omiso y ahora viene a pedir ayuda a amigos y familiares. Cuando eso pasa, le responden: “Te lo dije, te lo advertí, ahora anda a llorar p’al valle”.
"Bajarse de la mula":
Se refiere al hecho de tener que gastar dinero de forma inesperada o gastar más de lo que se tenía previsto para comprar algo y solucionar un impase. Se usa, frecuentemente, cuando una persona tiene un imprevisto, por ejemplo: “Se me dañó el celular y me tuve que bajar de la mula”.
El Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina 2022, elaborado por varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas, destacó un escenario desalentador sobre la situación nutricional en Venezuela.