Migrantes venezolanos se reunieron en Chapinero para celebrar la llegada de la Virgen de Chiquinquirá, popularmente conocida como la chinita. | Por: ESTEFANÍA PALACIOS ARAÚJO
En Maracaibo todos conocen la historia: una anciana lavaba la ropa en el lago de la ciudad y encontró una tabla, que utilizó para tapar un recipiente lleno de agua. Poco tiempo después vio la figura de una Virgen en la madera, como si alguien la hubiera tallado con dedicación. La mujer no lo pensó dos veces y llevó el objeto a su casa.
En la noche, un rayo de luz despertó a la anciana. Su casa estaba completamente iluminada por un brillo que nacía de la tabla. Los vecinos se despertaron con los gritos de la mujer, que anunció un milagro. Desde ese día, el 18 de noviembre de 1709, los maracuchos celebran la aparición de la Virgen de Chiquinquirá.
Con el paso de los años, la fiesta católica se ha convertido en una verdadera celebración. Desde el 17 de noviembre los sonidos de las gaitas empiezan a zurcar Maracaibo. Los vecinos se encuentran para orar, contar anecdótas y bailar gaita hasta la madrugada del 18, cuando celebran la llegada de su patrona.
Sin embargo, la migración de cuatro millones de venezolanos, según cálculos de las Naciones Unidas, y la crisis económica que asfixia a los ciudadanos ha modificado una de las tradiciones más importantes para esta comunidad fronteriza.
Ahora, en Maracaibo menos personas acompañan la llegada de la Virgen, y miles de ciudadanos lo hacen desde otros lugares del planeta. En Colombia, por ejemplo, los venezolanos se encuentran entre el 17 y el 19 de noviembre para venerar una réplica de de la Virgen de Chiquinquirá.
En Bogotá tuvo lugar una de las mayores concentraciones de los últimos años, según varios asistentes. Unas 500 personas se encontraron en la parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Chapinero. Allí, entre lágrimas de nostalgia, bailes y oraciones, los maracuchos celebraron la llegada de la Virgen y el inicio de las fiestas navideñas.
La parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá estaba completamente llena. Mientras un grupo de gaitas y tambores esperaba a la salida, cientos de personas se agolpaban para entrar a la eucaristía que inició a las 12 del mediodía.
Un grupo de Servidores de María en la Basílica de Maracaibo, donde está la figura original de la virgen conocida popularmente como La Chinita, organizó el evento.
"Unos 90 servidores de la basílica, que migramos de Venezuela a Colombia en los últimos años, nos hemos encontrado para rendirle homenaje a la chinita", contó José Méndez, uno de los organizadores del evento que cumple dos años.
Los venezolanos llegaron con su país pintado en los zapatos, mochilas, camisetas, pulseras y rosarios a celebrar la llegada de la chinita.
Los migrantes también encontraron a la salida de la parroquia algunos de sus platos típicos, como las hallacas. Esos amasijos, similares a los tamales colombianos, costaban 2.000 pesos y emocionaron a muchos venezolanos.
Aunque muchos asistentes estuvieron fuera de la parroquia cerca de una hora, no pocos celebraron la temperatura alta.
"Este es nuestro clima, así mantiene Maracaibo", comentó una madre venezolana que llevaba a su hijo en hombros.
Luego de 45 minutos de eucaristía, llegó la anhelada figura: la réplica de la Virgen que está en la Basílica de Maracaibo viajó 28 horas en carro y en bus desde esa ciudad hasta Bogotá.
Los servidores de la Virgen entraron con la figura en la espalda y la ubicaron frente al altar. Luego de la bendición del padre, debían sacarla nuevamente, pero la salida estaba completamente ocupada por los fieles.
Los venezolanos aplaudieron y corearon "viva" cuando finalmente salió la réplica de la figura. Algunos lanzaron flores, llamaron a sus familiares por facetime y transmitieron en vivo por redes sociales.
El 18 de noviembre las familias maracuchas acostumbran vestirse con camisetas que ellos mismos fabrican para esta fecha. Cada una tiene mensajes de celebración, imágenes de la virgen o, incluso, del lago de Maracaibo.
Para muchos venezolanos la chinita hace milagros. Por eso, varios alzaron medallas o rosarios, como una manera de bendecir su objeto personal.
La banda de gaitas y tambores interpretó canciones tradicionales dedicadas a la Virgen durante unos cuarenta minutos. Los asistentes cantaron, lloraron, se arrodillaron y hasta bailaron.
Después, empezó la procesión, que recorrió Chapinero desde las 2 hasta las 5 de la tarde. "Parece mucho pero en Maracaibo estamos con la china hasta el final, hasta la madrugada del próximo día", recordó un asistente.
Para los venezolanos la procesión de La Chinita no solo significa revivir una de sus celebraciones más queridas, sino comprobar que, incluso en la distancia, encuentran compatriotas con quienes recordar su tierra.
Además, la celebración de la Virgen representa el inicio de sus fiestas navideñas. "La navidad para nosotros significa pasar tiempo en familia, por eso es tan difícil salir de Venezuela", dijo un venezolano que vendió pares de zapatos durante la procesión.
La invitación es para migrantes en situación regular. Se realizará este jueves 22 de julio en el barrio La Gaitana, de la localidad de Suba, a través de la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá.