En la autopista norte de Bogotá familias enteras acamparon allí al aire libre buscando viajar hasta la frontera. | Por: JONATHAN SARMIENTO
Bogotá, la ciudad de Colombia más golpeada por el brote de la covid-19, cuenta con sitios de alojamiento para la población migrante que ha quedado varada o sin hogar por la falta de ingresos debido a la cuarentena nacional. Pese a contar con al menos siete puntos de atención, decenas de ciudadanos venezolanos se encuentran en situación de calle y durmiendo a la intemperie.
El 89 por ciento de los venezolanos en Colombia trabaja en la economía informal, según un estudio del Observatorio del Proyecto Migración Venezuela. Por esa razón, al imponerse la cuarentena nacional obligatoria, miles quedaron sin empleo y fueron desalojados de las habitaciones o los 'pagadiarios' donde habitaban. Algunos tomaron sus cosas y emprendieron ruta hasta la frontera caminando.
Otros, por su parte, decidieron ocupar el separador de la autopista norte de la ciudad, a la espera de poder continuar el trayecto hacia la frontera. Desde inicios de mayo, aproximadamente 500 personas instalaron cambuches y carpas para pasar allí los días esperando ser trasladados hasta sus hogares en Venezuela. Hoy fueron desalojadas, algunos trasladados hasta el Terminal del Norte y otros hacia los refugios.
“Desde el primer día les tendimos la mano, les expresamos nuestra solidaridad y pedimos que fueran hasta los albergues que disponemos, pero se negaron”, dice Andrés Idárraga, de la oficina de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno de Bogotá.
“Nosotros lo que queremos es irnos, no deseamos estar más aquí, necesitamos regresar a nuestro país y listo”, expresó Milagros Serrada, una de las líderes del grupo instalado en la autopista. En repetidas ocasiones las personas allí agrupadas recibieron ofertas para abandonar el sitio e irse a un albergue, o al espacio dispuesto en el Terminal del Norte, donde esperarían a ser incluidos en las listas de autobuses que salen semanalmente. “Pero no confiamos en esta gente, nos dicen que van a llevarnos a albergues pero solo nos ofrecen tres días de alojamiento. ¿Y los demás días qué? Parece que nos quieren engañar y dejar aquí tirados”, agregó Serrada.
¿Pero por qué se da esta situación si la Alcaldía de Bogotá, la Cruz Roja y la Organización Internacional de Migraciones (OIM) tienen dispuestos varios puntos de atención con disponibilidad para albergar a más personas?
Albergues
Uno de estos albergues llamado Casa Normandía recibe actualmente 33 personas para brindarles alojamiento por un mes. Darío Ríos Aguilar, encargado de los alojamientos que opera la Cruz Roja Colombiana, indicó que los refugios se activan dependiendo de la demanda. “Nosotros manejamos acá personas que son referidas desde el Centro Integral de Atención al Migrante (CIAM) de la Alcaldía y, en conjunto con OIM, damos entrada a las personas que previamente han sido referidas”.
En la casa que ha sido equipada para este tipo de atención se cuenta con 42 camas e instalaciones adecuadas para el descanso. Los migrantes reciben orientación psicológica para el manejo del estrés, tienen evaluación médica y cuentan con las medidas de bioseguridad para detectar algún caso de la covid-19. “Si se logra identificar un paciente con los síntomas, se aplica el protocolo. En caso de que sea positivo se remite a la red pública de salud”, explica Ríos, quien informó que hasta ahora no han presentado pacientes con covid-19.
Por la contingencia de la pandemia, los albergues han ampliado los días para la estancia de los migrantes. “En situaciones normales pueden quedarse por tres días, pero debido a la emergencia producto del coronavirus hemos brindado alojamientos por 33 días”, dijo Ríos, quien agregó que la organización se asegura de que cada persona que abandone el recinto tenga un plande a dónde ir.
«Buscamos que las familias ya tengan en conocimiento cuál sería su destino en los próximos días, si se van a quedar en la ciudad o van a partir hacia su país»
Darío Ríos, Coordinador de Procesos de la Cruz Roja Colombiana
Karen Torrealba, de 27 años, estuvo 30 días en uno de estos refugios junto a su hijo y su esposo, luego de ser desalojados del apartamento donde residían. “Nos quedamos sin trabajo unos días después de comenzar la cuarentena. Tratamos de hacer muchas cosas para poder mantenernos acá, pero no fue posible. Hoy estamos decididos a regresar a Venezuela”, cuenta Torrealba y reconoce que han recibido un muy buen trato.
El albergue de Normandía trabaja en conjunto con siete puntos más que sirven como respaldo. “Este es el punto principal, pero recibimos apoyo de siete albergues. Durante este tiempo de emergencia sanitaria hemos tenido un tope de 352 migrantes”, informó Ríos.
Agregó que hicieron la invitación a las personas asentadas en la autopista norte, pero estas se negaron por temor a perder un cupo de viaje hasta la frontera. “En nuestros albergues se les puede atender, pero solo una parte de ellos aceptó venir. El resto no lo hizo porque temían no poder viajar y quedar de nuevo en la calle”, indicó Ríos.
Karen se encuentra en el albergue junto a su hijo y esposo. Foto/Jonathan Sarmiento.
Denuncias
En repetidas ocasiones, funcionarios de migración y la alcaldía fueron señalados por el grupo de venezolanos instalados en un campamento en el separador de la Autopista Norte de amenazarlos con deportación y sacarlos a la fuerza del lugar.
“Temprano llegaron varios integrantes de Migración Colombia que no se identificaron, para conversar con nosotros. Pero todo quedó en una amenaza, al decir que ellos multarían a todos los que estamos acá o que nos deportarían ya que no contamos con papeles regulares en Colombia”, expresó José Gregorio Fuentes, otro de los líderes organizadores del grupo de migrantes.
“No podemos tolerar eso, es evidente que la mayoría acá no cuenta con documentación en el país, por eso muchos están regresando. Las autoridades saben lo difícil que es obtener acá una cédula o algún otro documento, por eso nos parece algo fuera de lugar que vengan a imponernos esas condiciones”, agregó Fuentes.
Ante estos señalamientos, Migración Colombia le aseguró al Proyecto Migración Venezuela que el organismo ha actuado bajo la normativa que rige al Estado colombiano. “En ningún momento se ha amenazado a las personas que están allí. Como autoridad migratoria realizamos inspección para conocer el estatus de esos ciudadanos”, expresó la entidad.
De igual forma, la entidad respondió que cualquier viaje hasta la frontera se realizará bajo la supervisión de las autoridades cumpliendo con todas las normativas. “Nadie puede pasar por encima de las reglas, acá no se le da prioridad a nadie, todas son personas vulnerables. Tenemos 30 mil personas en lista de espera que están bajo la misma condición”, añadió.
Otra de las quejas presentadas por los ciudadanos venezolanos es que el Distrito les exige realiarse una prueba de la covid-19, pero los migrantes se han negado ya que consideran que una prueba en manos de personas de la alcaldía podría generar resultados sospechosos.
“Nosotros consideramos que ellos no quieren que viajemos, quieren que estemos acá, por eso sería dudosa una prueba en manos de ellos. Pedimos que la Cruz Roja maneje todo esto de los test”, añadió Fuentes.
Sobre esta situación, Idárraga contestó que no le ve sentido a esa acusación: “es algo insólito, ¿cómo van a señalar a la Alcaldía de querer enfermarlos o referir algo parecido? Nosotros no estamos incentivando al retorno, tampoco los podemos obligar a quedarse, pero les brindamos todas las salidas posibles".
Finalmente este viernes los 450 venezolanos que se encontraban en el campamento improvisado aceptaron la propuesta del Distrito y se trasladaron hasta el Terminal del Norte. Otros aceptaron ir a los albergues dispuestos para esperar su retorno. La Fundación Nueva Ocumare, con sede en Venezuela, les prometió unos buses para trasladarlos hasta sus hogares, pero esa ayuda no se concretó.
“Siempre dijimos que esto de los buses fue falso. Parece que hubo intereses políticos detrás de esto y no entendimos por qué se hizo tan complicado que aceptaran nuestras propuestas”, expresó Idárraga.
Ahora, los ciudadanos venezolanos esperan por un cupo para viajar hasta la frontera, donde serán evaluados nuevamente con pruebas de la covid-19 para poder ingresar a su país.
En Colombia hay actualmente más de 2,5 millones migrantes venezolanos que llegaron a suelo cafetero por diferentes motivos, en mayor medida, por la crisis económica y social que vive el país vecino. Muchos de ellos se transportan y trabajan en bicicleta y por eso deben conocer las normas para su tenencia.