Aunque llegaron de países distintos, todos los inmigrantes que cuentan su historia en el documental tienen un mismo objetivo: recibir la ciudadanía estadounidense. | Por: NETFLIX
Una política venezolana asilada, una madre mexicana, una pareja colombiana y un profesor chino protagonizan “De muchos, uno”. La producción de Netflix cuenta la experiencia de un grupo de migrantes de distintas nacionalidades mientras se preparan para completar el examen que define si pueden recibir o no la ciudadanía estadounidense.
El documental muestra el trabajo del Proyecto Ciudadanía, una iniciativa que creó la Sociedad Histórica de Nueva York en 2017. Ese año, cuando el gobierno estadounidense reforzó su política migratoria, agregó un componente histórico al examen que presentan quienes buscan convertirse en ciudadanos. Lo que hace el proyecto es ayudar a los inmigrantes para que preparen el cuestionario de 100 preguntas, del que finalmente solo deberán responder 10.
Además de las clases y las jornadas de estudio, De muchos, uno también muestra un poco del perfil y la historia de cada aspirante a la ciudadanía. Todos han pasado por situaciones complejas, como el choque cultural, la dificultad para aprender el idioma, la nostalgia por sus países y la necesidad de sobrevivir, que muchas veces los lleva a ocuparse en los oficios que nadie quiere. A pesar de eso, saben que también han aportado su trabajo para el progreso del país y sienten que eso los hace dignos de ser llamados estadounidenses.
“Todos los migrantes buscan la felicidad”, dice Fanny Bello, exministra de agricultura de Venezuela y perseguida política por Hugo Chávez, mientras revisa los recuerdos que le quedaron de la vida en su país, como el libro que la convirtió en enemiga del gobierno, y asegura que de Venezuela solo quedan “familias destrozadas, familias separadas”.
Como ella, todos los protagonistas del documental libran su propia batalla para construir una vida en Estados Unidos, el país al que llega 1 de cada 5 migrantes en el mundo.
A pesar de que a Colombia y Venezuela los separa una frontera, la cultura los une formando territorios hermanos en los que más allá de su similitud, la riqueza popular de cada uno los resalta de forma diferente.