Les presentamos los platos más emblemáticos de estas fechas especiales en Venezuela y Colombia. | Por: DACIO OLIVO /ARCHIVO PERSONAL
El apartamento de la venezolana Naín Jurado, en Ciudad Verde, se impregnó por completo del olor a pimentón, cebolla larga, puerro y ají dulce. Comenzó con los preparativos para hacer las tradicionales hallacas que servirá en la cena de Navidad y fin de año, un homenaje a la tierra de donde tuvo que salir forzada hace cuatro años.
La acompañan su hermana Zugey, sus sobrinos y sus compañeros de trabajo. En total son nueve personas, quienes cortarán verduras, carne de res, cerdo, pollo y gallina. Naín estaba acostumbrada en la región calurosa de Maracaibo a cocinar el guiso a fuego lento antes de envolverlo en una masa aplanada de harina de maíz cubierta con hojas de plátano; pero Zugey —que vivió toda su vida en un pueblo de la región andina del Táchira — se empeñaba en hacerlas sin hervir antes la preparación.
Naín accedió y, por primera vez en tierra colombiana, este diciembre hizo sus hallacas al estilo andino. La gastronomía de Venezuela y Colombia resaltarán en esta época, unirán a migrantes y a nacionales en una celebración en la que prevalecerá la unión familiar.
La hallaca es el manjar más apetecido y tradicional de los venezolanos. Se le considera el plato estrella de diciembre, al igual que el tamal, los buñuelos y la natilla, que no pueden faltar en la mesa de los colombianos.
Los tamales y las hallacas son preparaciones con diversas variantes según la zona geográfica del país. Por ejemplo, cada región de Colombia se enorgullece de su propio tamal, como en Tolima, Santander, Cauca o en Bogotá. Existen tamales redondos y cuadrados. En la Costa Atlántica les llaman Pasteles.
La hoja de plátano es ideal para envolver el popular tamal: un amasijo de arroz con masa de maíz, garbanzos, zanahoria, carne de res, cerdo, pollo y gallina. Los tamales son tan populares que es común consumirlos los fines de semana, en bautizos, matrimonios, y hasta en los velorios.
Las aceitunas, uvas pasas y las alcaparras le dan un toque especial y "navideño" al guiso de las tradicionales hallacas venezolanas. FOTOS: Dacio Olivo
Naín se llena de melancolía cuando se le pregunta qué significado tiene la hallaca para los migrantes. Mientras escucha gaitas tradicionales como un rito sagrado recordando su antigua vida en Maracaibo, esta enfermera intensivista dice que la hallaca es la representación y la unión de la familia venezolana.
"Cuando estamos lejos — añade— sentimos que nuestros familiares están cerca de nosotros. El momento de hacer las hallacas es mágico. Nos reunimos, compartimos vivencias durante el año, lloramos y bailamos. La hallaca es Venezuela en un plato".
Naín Jurado (a la izquierda) es de Maracaibo. Desde que llegó a Colombia hace cuatro años ha conservado la tradición de hacer hallacas con sus familiares.
El pan de jamón, la ensalada de gallina y el dulce de lechosa o papaya son considerados unos manjares en las celebraciones de fin de año de los venezolanos. FOTOS: Miguel Gallezzo / Javier Mancilla / Archivo
Dependiendo de la región de Venezuela, el guiso de las hallacas es diferente, siempre agregándole aceitunas, uvas pasas y alcaparras. FOTO: Dacio Olivo
Los tamales tolimenses son los más apetecidos por los colombianos, tanto que cualquier celebración es ideal para degustar un tamal.. Los buñuelos y la natilla engalan la época decembrina. FOTOS: Archivo
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.