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"La educación es una herramienta de integración": secretaria de educación de Cúcuta

Con casi 10.000 estudiantes venezolanos, el sistema educativo en Cúcuta enfrenta una gran prueba. | Por: ESTEBAN VEGA | SEMANA




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octubre 03 de 2019

Proyecto Migración Venezuela (PMV): ¿Cuántos estudiantes venezolanos están matriculados en Cúcuta?

Doris Angarita Acosta (D.A.A.): A corte del 30 de julio, estamos alrededor de 9.920 niños venezolanos. El año pasado atendimos a 4.200 y en 2017 fueron 725. Las cifras que tenemos son hasta 2017, porque cuando se presentó la contingencia inicial con la migración no había una variable que nos permitiera caracterizarlos como venezolanos. En toda la matrícula de la ciudad tenemos, aproximadamente, 117.000 estudiantes.


PMV: ¿Cuáles son las características de la población que están atendiendo? ¿Cuáles son la edades de los niños?

D.A.A.: Están llegando en todas las edades. Tenemos un problema muy grande porque al niño para ingresar aquí en Cúcuta se le hace una valoración, no es un examen como tal para recibirlo, sino una valoración para saber cómo viene académicamente. Son pruebas de conocimientos básicos para ver cómo están académicamente. Los papás pueden llegar y decir que está en séptimo, pero cuando se hace la valoración puede darnos para un sexto grado, o quinto.


PMV: ¿Cómo están atendiendo a los niños que no quedan en el curso esperado, de acuerdo a su edad?

D.A.A.: A veces quedan en extraedad y no tenemos mucha capacidad para prestar el modelo flexible que se requiere. Esa ha sido una de las barreras que hemos tenido con ellos. Ha sido muy difícil porque ellos son una población muy fluctuante. Las familias llegan, están dos o tres meses, no consiguen trabajo, no consiguen cómo sostenerse y siguen hacia otros departamentos. Pero así como ellos se van, ingresan nuevos niños. Por eso la cifra se ha mantenido. 

Estamos recibiendo niños todo el año. A pesar de que nosotros tenemos los cortes que el ministerio nos entrega, Cúcuta -bien sea por vía tutela o por gestión de la Defensoría del Pueblo- debe gestionar. También recibimos muchas víctimas, porque es que Cúcuta además está recibiendo no solo población migrante sino población víctima. 
 

El número de estudiantes ha aumentado como consecuencia de la migración venezolana. El desafío para los profesores no solo es el aumento de trabajo, sino la falta de recursos suficientes para brindarles las condiciones que requieren. | © ESTEBAN VEGA / SEMANA


PMV: ¿Cuántos docentes hacen falta en Cúcuta para cubrir la demanda actual? Además de profesores, ¿qué necesitan?

D.A.A.: Según nuestros cálculos, nos hacen falta más o menos 85 docentes. Para el ministerio podrían ser más, pero creo que con esos 85 podríamos ajustarnos un poco. 

Tenemos otra barrera muy grande que es la infraestructura. Si bien es cierto que en varios sitios de la ciudad todavía tenemos cómo atender niños, esos son colegios que están prácticamente en la zona céntrica de la ciudad. La mayor población desescolarizada la tenemos hacia el anillo vial occidental, que es más o menos a 30 0 40 minutos en bus de los colegios con cupos. La distancia y la falta de recursos para que la gente pueda traer a los niños complica todo. En todo ese anillo vial occidental no tenemos infraestructura ya. Todo está copado. 


PMV: ¿Cómo garantizan la cobertura de las estrategias de permanencia escolar, como el Plan de Alimentación Escolar (PAE)?

D.A.A.: Hay organismos internacionales que a partir de este año han empezado a ayudarnos. World Vision ayudó con útiles escolares. El PAE no tiene incluido el tema de migrantes, entonces a través del Programa Mundial de Alimentos nos entregaron 7.811 componentes alimentarios para ayudarle a la población netamente venezolana. Si bien es cierto que no estamos cubriendo el total de lo que tenemos en matrícula, la inejecución que hay en el programa es bastante alta porque son niños con mucho ausentismo. 


PMV: ¿Cuál es la situación de los estudiantes que viven en zona de frontera o en Venezuela y estudian en los colegios de Cúcuta?

D.A.A.: Nosotros transportamos diariamente 2.026 estudiantes de la población de Ureña hacia diferentes instituciones en la ciudad. Es una población pendular, que recogemos a las 5 de la mañana y devolvemos cuando termina la jornada. Lo mismo hacemos en la contrajornada; al mediodía estamos recogiendo otros niños y regresan en horas de la tarde. 

La situación de orden público dificulta nuestro trabajo. Por ejemplo, si hay un enfrentamiento en Ureña, sabemos que no nos van a llegar los niños. Hemos hablado con el Programa Mundial de Alimentos para que nos permita entregarles esos suplementos a otros niños que también tienen la necesidad. 

El ministerio nos ha ayudado con ese corredor humanitario en el que, hasta cuando colocaron los contenedores, nosotros íbamos a Ureña. Ingresábamos casi 300 o 400 metros y recogíamos a los 2.000 niños para traerlos. Como ya no hay paso en el puente, los recogemos de este lado. Esa es una tarea difícil, dispendiosa. Recogemos a hijos de padres venezolanos y colombianos. 

 

PMV: ¿Cuáles son los principales retos en materia de integración entre los estudiantes colombianos y venezolanos?

D.A.A.: Es un reto porque es una población muy parecida, pero con una cultura diferente. Allá todo se daba, allá todo se regalaba. Aquí existe la gratuidad pero también hay deberes y compromisos que los padres deben asumir, como el tema de útiles, por ejemplo. 

Debo resaltar la labor de los rectores y los docentes, porque hay salones en donde tenemos 50 niños, que están desfasados de la norma técnica para esto. Desafortunadamente, nos toca trabajar así para poderlos atender. Los docentes han entendido que esto es un tema de ayuda humanitaria. 

En Cúcuta, debo ser clara, no se tienen esos problemas de xenofobia. De pronto a veces surge un poco de inconformismo, porque la gente dice que por qué les dan ayudas a los venezolanos y a los colombianos no, pero han entendido que los organismos internacionales son los dueños del dinero y deciden cómo utilizarlo. Igual, hay que reconocer que, a pesar de que toda la vida hemos estado unidos, somos culturas diferentes en cuanto a la manera de pensar, la cultura y otras cosas. 



PMV: De cara al próximo año escolar ¿están preparados para acoger a los niños que continúen llegando?

D.A.A.: La situación es preocupante para la vigencia que viene porque esto se pensaba como una emergencia temporal, pero se ha convertido en una situación permanente. Ya llevamos casi 5 años con esta situación. Si uno observa las cifras de 2017 a 2019, hemos superado esa cobertura en más de 100 por ciento y no se avizora que Venezuela vaya a resolver esta situación pronto.

Lo que vemos es que hay muchos niños a la espera de matricularse en las fechas del calendario de inscripciones para niños nuevos. Prácticamente, estamos a tope en la infraestructura y en el número de docentes porque cuando empiece el próximo año vamos a tener salones completos para los que no teníamos docentes. En la próxima vigencia no va a disminuir la cobertura sino que, al contrario, va a aumentar. 

Aquí no solamente es la migración sino también el problema de violencia que se ha venido desarrollando en esta región aproximadamente desde el año 2000, cuando empezó la debacle con los paramilitares en La Gabarra y todo el mundo salió. Lo más cerca que tiene el Catatumbo puede ser Ocaña, pero es tan cerca que por cuestiones de riesgo las personas no se quedan allá. Es más seguro llegar a una ciudad más grande como Cúcuta. Los asentamientos humanos en ese anillo vial han ido creciendo, a pesar de que el gobierno local ha intentado frenarlo. 

 


PMV: ¿Cuál es el impacto de la migración venezolana para los indicadores de calidad de la ciudad?

D.A.A.: Recibir a los niños venezolanos implica que nuestros indicadores se muevan. Viene un niño con otra cultura, con otros conocimientos, que tiene que adaptarse al currículo que le va a entregar el colegio, a las normas que tiene el colegio. Algunos niños venezolanos se desarrollan muy bien académicamente, han superado las barreras y se están integrando. Así mismo, el niño que tiene más dificultades o el que deserta, igual que el que repite el año, nos baja indicadores. Un índice sintético de calidad no se sube en un año, eso es algo que hay que trabajar durante mucho tiempo. 


PMV: ¿Por qué vale la pena apostarle a la educación para los niños migrantes? 

D.A.A.: La educación es una herramienta de integración. Para que funcione, lo primero es tratar de eliminar todas las barreras que existen para acceder al sistema educativo. Además, debemos disponer todo el equipo para integrar otros casos puntuales, como las necesidades especiales, e integrar a los padres de familia para que conozcan sus deberes en Colombia cuando sus hijos estudian.




 






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