La mayoría de los cuatro millones de refugiados de Ucrania son niños y mujeres | Por: REUTERS
Desde la Segunda Guerra Mundial el viejo continente había archivado el horror del sonido de las balas y del llanto de miles de personas huyendo de forma masiva. La invasión rusa a Ucrania desató la peor tragedia humanitaria del siglo en Europa, y significó la destrucción de millones de familias.
Las cifras recién reveladas por la Acnur dan cuenta de casi 4 millones de refugiados que salieron de esa nación ex soviética, rumbo a países vecinos como Polonia, que acogió a cerca de 2 millones y medio de personas, seguido por Rumania con cerca de 700 mil.
Pero más allá de que de la forma en la que el régimen de Vladimir Putin puso en jaque al mundo entero, Europa tuvo que poner freno de mano para atender una situación inédita: miles y miles de personas huyendo y dejando atrás sus apacibles vidas.
“La gente huye del hambre y en muchos casos de una represión también; cuando hablamos de Polonia que ha recibido la mayor cantidad de refugiados que vienen de Ucrania, por ejemplo, había decidido cerrar sus fronteras ante la crisis siria en 2015. No obstante, ahora Varsovia empezó a recibir personas de Ucrania desde febrero, cuando empezó la crisis”, asegura Claudia Dangond, internacionalista de la Universidad Javeriana.
Por primera vez en la historia, la Unión Europea activó la Directiva de Protección Temporal, un mecanismo para acoger a esos refugiados, con una gran aceptación por parte de los países miembros y pese a la reticencia de algunos partidos políticos xenófobos.
Pero la tragedia apenas comienza porque sin un cese de hostilidades a la vista, la Unión Europea enfrenta un desafío sin precedentes más allá de buscarle una salida negociada al conflicto entre las dos naciones.
Los expertos creen que, en medio de una fuerte crisis económica global tras la pandemia, y especialmente en los países de acogida de ucranianos, su inserción en las nuevas sociedades será difícil, compleja, lenta y seguramente, en algunos casos, con episodios desagradables.
“Esas crisis de refugiados generan en los países receptores otra clase de fenómenos; en algunos casos xenofobia, en otros casos sentimientos de ansiedad, de incertidumbre -como ha sucedido, entre otros, con Alemania-, y eso se profundiza con las crisis económicas”, sostiene la experta.
El panorama es todavía más desafiante si se tiene en cuenta que la mayoría de refugiados son mujeres, niños y adultos, pues las tropas rusas impiden la salida de los hombres entre 18 y 60 años.
Esa situación supone no solo la ruptura familiar, sino que obliga a muchas mujeres a ejercer el cuidado de los hijos y simultáneamente buscar la forma de acceder a ayuda humanitaria y comenzar a arraigarse en las comunidades de acogida, sin más ayuda que la de otras jefas de hogar en roles similares, y que serían blanco fácil de redes de trata de personas.
La mayoría de refugiados ucranianos son mujeres y niñas. Foto: AP
El asunto, aquí y ahora, es coordinar y financiar la atención de los refugiados, algo que no estaba en las cuentas de nadie, y sobre todo, una realidad cuyos referentes estaban a miles de kilómetros de distancia. El drama que vivían sirios y venezolanos se trasladó a las calles de un continente apacible y ajenos a esos avatares
La gran pregunta que muchos se hacen es ¿hasta cuándo durará la solidaridad de los países de acogida, en medio de un panorama económico complicado, con recursos escasos para atenderlo?
“Los problemas en esas naciones receptoras también pueden profundizarse y verse afectadas, o por lo menos la sensación entre los ciudadanos; entonces es como una cadena de hechos que generan crisis de diferente naturaleza. El mundo tiene allí un gran riesgo de desestabilización y, por supuesto, es necesario pensar en conjunto en soluciones para estas crisis, y particularmente para las humanitarias que afectan a las personas que tienen que huir”, asegura Claudia Dangond.
En ese sentido, el reto es poder generar una política europea que permita garantizar una financiación en el mediano plazo para cubrir los gastos que significa la atención a quienes sufren por esta crisis en Ucrania, y que afecta solo a los nacidos en ese país; de hecho, por sus fronteras han salido cerca de 500 mil personas de otras nacionalidades que también vieron cómo sus vidas se vinieron abajo.
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La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) tiene un canal establecido en su página web para que cualquier persona pueda donar dinero que se destinará a la atención de los migrantes y refugiados venezolanos en todo el mundo.