La eucaristía se realizó en el barrio La Chinita. | Por: ARCHIVO SEMANA
En el territorio cafetero hay más de 2,5 millones de migrantes venezolanos que llegaron al país por la crisis económica y social que vive Venezuela desde los inicios de la década de 2010.
Desde que los migrantes venezolanos empezaron a llegar a Colombia con el fin de encontrar mejores condiciones de vida, diferentes políticas públicas se han llevado a cabo para que esta población pueda ser incluida en los distintos escenarios sociales del país.
En este sentido, estas personas se fueron ubicando en las ciudades más grandes porque estas tienen un mayor índice de empleabilidad, por lo tanto, esto es observado por los migrantes venezolanos como una oportunidad enorme para acceder a la vida laboral formal.
Asimismo, se destaca que en distintas ocasiones colombianos y venezolanos se han integrado para realizar diferentes festividades que los vinculan como países hermanos que son y que en diversas épocas de la historia se han tendido la mano de gran forma.
Ahora se volvieron a reunir, en Barranquilla, con un objetivo muy especial: celebrar la bienvenida de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, cuya eucaristía se realizó en la Catedral Metropolitana María Reina, en el barrio La Chinita.
“Estamos contentos y felices porque esta festividad de la Chinita en Barranquilla nos une en la fe y tradiciones de nuestro pueblo venezolano. La asistencia fue masiva y mucha gente quedó de pie, solo para compartir un espacio de reflexión, gratitud y amor por nuestra Madre María en la advocación de la Chiquinquirá”, manifestó Darcy Fernández, CEO de Rostro Caribe y organizadora de la fiesta religiosa chiquinquireña.
Esta integración fue de gran ayuda para que los colombianos y migrantes venezolanos que residen en el barrio mencionado de la capital del departamento de Atlántico fortalecieran sus relaciones a través de la fe e incremente su vínculo con el todo poderoso.
“Esta misa la viví con mucha alegría no solo porque honramos a la Virgen con nuestros cantos y oraciones, sino también porque hemos visto crecer la unión de nuestros hermanos venezolanos y colombianos, que en este cuarto año la asistencia fue masiva, permitiendo que nuestras tradiciones y cultura religiosa permanezcan así estemos lejos de nuestra patria”, señaló Marlyn Blanco, representante venezolana de un emprendimiento llamado Pan de Mi Tierra.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.