El ciclo de conversatorios analiza la actualidad y el futuro de la migración venezolana en Colombia. | Por: ÁVILA/MONSERRATE.
La criminalidad no tiene nacionalidad. Y para quitar esos imaginarios colectivos que han estado en la palestra pública, este jueves se realizó el tercer evento del ciclo de conversatorios El futuro de la Migración Venezolana en Colombia, donde se analizó el fenómeno de la estigmatización, las organizaciones criminales y la violación de derechos humanos.
El encuentro virtual titulado Población Migrante, crimen organizado y violación de derechos humanos es una iniciativa del Proyecto Migración Venezuela junto a la Asociación Avila Monserrate y la Fundación Konrad Adenauer. En la actividad participaron Jhon Otis, periodista corresponsal del Wall Street Journal NCR y de la revista Time en Colombia, además de María Acosta, psicóloga investigadora, senior en seguridad y política criminal de la Fundación Ideas para la Paz.
También estuvieron en el panel de análisis Kyle Johnson, politólogo fundador e investigador de la Fundación Conflict Responses junto al abogado Juan Navarrete, exdirector para América Latina del Instituto Interamericano de Derechos Humanos. La conducción estuvo a cargo del abogado Samir Mundaray, experto en políticas públicas, seguridad y derechos humanos.
Con el cierre parcial de la frontera, la situación de vulnerabilidad en los diferentes puntos limítrofes ha empeorado para los migrantes y refugiados venezolanos que utilizan las trochas o pasos ilegales en su intento por ingresar al país. Otros han llegado para retornar a su país al quedarse sin un sitio donde vivir en Colombia. Esto ha acentuado la violación de sus derechos.
Para los analistas del conversatorio es preocupante otro de los problemas que se han evidenciado, sobre todos por estos días de pandemia: la estigmatización de la población migrante y culparlos del alza del crimen en el país por diversos hechos que se han suscitado, sobre todo en Bogotá en últimos tres meses. Esto es alimentado por el discurso por parte de funcionarios del estado, el manejo de los medios de comunicación y las redes sociales de forma irresponsable.
“Decir que los venezolanos son culpables de los crímenes en Colombia es falso y peligroso. Esto genera persecución, tanto de funcionarios policiales, como de la opinión pública. La captura de extranjeros, desvía la atención haciendo ver que se está atendiendo el problema cuando no es así”, señaló María Acosta durante su intervención.
John Otis, coincide con este análisis, y considera fuera de lugar decir que la población venezolana ha venido a atemorizar y a hacer fechorías en Colombia. “Se debe entender que son personas vulnerables, deberíamos extenderles la mano, comprender su situación y no desecharlos”. Otis considera necesario una acción clara por parte del estado para atender esta emergencia y evitar este tipo de discriminación.
Todo este atropello vulnera los derechos humanos de los migrantes que en la frontera, al no existir albergues, tienen que dormir en campamentos improvisados sin acceso al agua, la comida y mucho menos un sitio cómodo para dormir. La misma realidad se ha reflejado en las grandes ciudades como Bogotá con cientos de personas deambulando y durmiendo en las calles.
“Debajo del puente Simón Bolívar se han generado campos de refugiados que la misma gente monta. Por contradicciones políticas no hay albergues y solo se atiende a una parte de la población. Esto resumen un atropello y un descuido en contra de estas personas”, agregó Otis.
El cuidado debe ser inmediato, la respuesta humanitaria debe garantizar la integración evitando caer en la segregación, evadir los guetos para poder incrustar las familias a la sociedad colombianas.
Sostuvo Acosta que se deben cuidar las decisiones políticas para que no se vuelvan un instrumento para dañar y estigmatizar a los migrantes.
Para el investigador Jhonson, Colombia tiene un largo camino por recorrer en cuanto a la atención de la población venezolana y en la creación de herramientas para su bienestar, pero no duda en que es el país que más ha trabajado al respecto en la región.
“Colombia no está en la mejor situación, pero es el país que más ha tenido la voluntad y ha generado soluciones para mitigar la crisis”, indicó Johnson que un ejemplo de esto ha sido la inserción de miles de niños, niñas y adolescentes en el sistema educativo, así como la nacionalización de bebés de padres venezolanos.
“Se debe trabajar en la educación con autoridades y medios de comunicación para llevar un mensaje positivo, que la migración trae beneficios al país que la recibe", finalizó Johnson.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.