Isabella Fernández es la creadora del restaurante Poke, que ha reinventado el concepto de la comida hawaiana en Bogotá. | Por: MIGUEL GALEZZO / PROYECTO MIGRACIÓN VENEZUELA
Las compañías con origen venezolano participan en la economía colombiana desde hace décadas. Marcas reconocidas como Locatel, que llegó al país en 2004, o Farmatodo, que lo hizo en 2008, son ejemplos de empresas creadas por venezolanos que con un modelo más versátil reinventaron con éxito el modelo de las droguerías en el país. Por la diáspora venezolana, que también es empresarial, se puede anticipar que casos como estos se vean con más frecuencia en sectores que hoy necesitan innovación.
Entre los migrantes, en general, es común pensar en emprender. Tomás Páez, sociólogo venezolano y especialista en la diáspora, explica que "quien migra tiene una alta propensión a emprender porque está enfrentándose a una nueva vida y tiene que hacer todo por salir exitoso". En una investigación publicada en 2015 acerca del fenómeno de los venezolanos que han emigrado, Páez y su equipo investigador analizaron las características de los migrantes y concluyeron que 20% de los venezolanos que viven en el exterior son emprendedores. "Es gente que genera empleo, riqueza y semilla de democracia", resume.
Muchos venezolanos llegan a Colombia con la intención de crear un negocio porque aquí encuentran las garantías que no hay en su país. © CÉSAR GARCÍA GARZÓN | PROYECTO MIGRACIÓN VENEZUELA
Comenzar un negocio en Colombia no es fácil, ni para locales ni para extranjeros. Los mismos colombianos así lo reconocen. En 2016, una encuesta del máster de negocios del Instituto de Empresa de España a 200 exalumnos colombianos reveló algunas de las principales dificultades para hacer empresa en el país. El 76% coincidió en que emprender en Colombia es difícil o muy difícil, y señalaron como las principales barreras la burocracia, con 45%; la falta de inversores, 25%, y el limitado acceso a créditos bancarios, con 7%.
En el caso de los emprendedores venezolanos, el desconocimiento de la normativa legal y tributaria, la falta de flexibilidad del sistema para acceder a préstamos, e incluso la fuerte competencia entre sus compatriotas, hacen que participar con éxito en el mercado colombiano se convierta en toda una hazaña.
Bogotá, una plaza difícil
Aunque Bogotá aporta una tercera parte del PIB nacional y es uno de los mayores centros empresariales del país, 7 de cada 10 nuevas empresas fracasan durante los primeros 5 años.
Le pasó a Luis Gerardo López, un chef venezolano que llegó a la ciudad en 2012. Hace dos años se asoció con una pareja de venezolanos y decidió invertir sus ahorros en un restaurante de comida casera saludable. Por la misma época, se le venció la visa y tramitó la renovación de su estatus de permanencia, pero los inconvenientes con sus papeles se conjugaron con malos entendidos con sus socios y Luis Gerardo se quedó por fuera del negocio. Perdió su dinero, pero aprendió la lección: "el venezolano en Colombia debe asesorarse con profesionales colombianos; no con venezolanos".
En octubre del año pasado, Luis lo intentó de nuevo. Se junto con un amigo y abrió Aripo Bistro, un nuevo restaurante en Cedritos, el barrio bogotano que hoy se conoce como “Cedrizuela” por la cantidad de venezolanos que se radicaron allí. Cuenta que esta vez buscó un abogado para cumplir con todos los trámites, y se asesoró con un contador para poder pagar correctamente los impuestos. "En Colombia todo es muy formal", concluye.
Muchos migrantes desconocen los requisitos legales que existen en Colombia para formalizar un negocio. ©ALFONSO GIRALDO CALDERÓN
Muchos trámites
En Colombia existen reglas claras en materia económica y el sistema busca proteger a los pequeños inversionistas. Pero empresarios y expertos coinciden en que en el país hay demasiados requisitos para empezar un negocio, con el agravante de que muchos de esos trámites son foco fácil de corrupción y de evasión de impuestos.
Para Martín Salcedo, Vicepresidente de servicios registrales de la Cámara de Comercio de Bogotá, "los retos para un emprendedor colombiano y para uno extranjero son muy similares. Salvo porque, adicionalmente, el extranjero desconoce las entidades que hacen parte de los procesos y los requisitos que debe cumplir".
Para los emprendedores venezolanos, un buen comienzo es saber que la actividad a la que se dediquen define sus obligaciones en el régimen tributario; es decir, los impuestos que deben pagar. Por ejemplo, si un venezolano quiere vender arepas, deberá registrar su actividad ante la DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales) en una categoría específica: "fabricación de alimentos para venta en punto de atención".
En Colombia, los emprendedores tienen tres opciones para formalizar un negocio. Pueden inscribirse como personas naturales, personas jurídias o sucursales.
Persona natural: En este caso el extranjero se identifica como comerciante. Para hacerlo, debe inscribirse en el registro mercantil y aportar una copia de su documento de identidad, bien sea pasaporte o cédula de extranjería.
Persona jurídica: Lo más frecuente en este casos es constituir una Sociedad de Acciones Simplificadas (SAS). En este caso el empresario puede ser accionista único, accionista o accionista y representante legal. Luego debe acudir a la DIAN para tramitar la facturación y firma digital. Para este registro deben crearse estatutos, que determinan cómo va a funcionar la sociedad.
Sucursal: Matricularse como empresario en el exterior con sucursal en Colombia es un trámite más largo. Requiere copia apostillada del documento con el que se registró la empresa en el país de origen. También se necesita escritura en notaría y que se registre el nombre de quien será el apoderado en Colombia.
Barreras para conseguir el capital
A pesar de que un venezolano se asesore, conozca y cumpla con los requerimientos para su negocio, puede tener dificultades en el momento de conseguir el capital.
"No tenía un historial crediticio en este país y no podía acceder a servicios financieros", recuerda Isabella Fernández, fundadora de Poke, un restaurante asiático que ya tiene cinco sucursales y tres cocinas para despachar domicilios en Bogotá. Isabella llegó hace siete años a la ciudad y al comienzo fabricaba jeans de dotación para empresas, que después empezó a vender en línea.
A medida que se fueron creando restaurantes venezolanos en Bogotá, Isabella vio una oportunidad de negocio en el sector gastronómico. Se salió de la oferta de comida venezolana para buscar un nuevo concepto de comida rápida saludable y optó por el poke, un plato típico hawaiano. Pero para empezar el negocio, tuvo que pedir un préstamo familiar porque ningún banco le dio un crédito. "Independientemente de dónde uno decida emprender, se viven situaciones difíciles, cantidad de retos, e incertidumbres. Emprender en cualquier país como extranjero es duro", asegura.
Como Isabella Fernández, muchos emprendedores desisten de crear empresa por las dificultades que encuentran para acceder a un crédito. Pero en Colombia también existen otro tipo de incentivos económicos que ofrecen entidades como Procolombia para apoyar a los nuevos empresarios en el país. ©MIGUEL GALEZZO | PROYECTO MIGRACIÓN VENEZUELA
De acuerdo con la normativa vigente, los venezolanos pueden abrir una cuenta bancaria en Colombia presentando el Permiso Especial de Permanencia (PEP), junto con su pasaporte o cédula venezolana. En agosto, la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) por medio de la Carta Circular 68 en la que estableció que estos documentos son suficientes para que los migrantes contraten o abran productos y/o servicios financieros en las entidades que supervisa en Colombia.
En todo caso, las condiciones para que los migrantes venezolanos accedan un crédito son las mismas que para cualquier colombiano. Esto quiere decir que los bancos deben seguir las instrucciones que la Superintendencia establece y realizar un análisis de riesgos con base en sus políticas de producto, perfil de cliente, apetito de riesgo y nicho de mercado y decide si vincula o no a un potencial cliente.
Las entidades bancarias no tienen requisitos específicos para empresas extranjeras domiciliadas en Colombia, siempre y cuando la empresa esté legalmente constituida en el país.
Además, entre los requisitos del sistema bancario colombiano para este tipo de préstamos, está la certificación de un trabajo legal. Con esto, el venezolano debe demostrar que se encuentra regularmente en el país y que sus ingresos provienen de actividades legales.
Todos estos requisitos son entendibles, pues controlan el riesgo para los bancos, pero al mismo tiempo son un inconveniente para los emprendedores que, en su mayoría, necesitan pequeños créditos para financiar el inicio de sus negocios.
Un primer paso para quienes cuenten con el PEP y quieran empezar un negocio es abrir una cuenta de ahorros. Así es mucho más fácil obtener una tarjeta de crédito para iniciar el historial bancario en Colombia, y acceder a otros tipos de financiación.
La migración, una oportunidad
Las similitudes entre las culturas de ambos países facilitan la integración de los emprendedores venezolanos en el mercado. Pero, así como los venezolanos pueden buscar estrategias para integrarse en la cultura y el mercado local colombiano, es crucial que los locales cambien la forma en que ven la migración.
La llegada de los venezolanos puede dinamizar los mercados y mejorar los niveles de conocimiento en algunos sectores. La migración venezolana ha traído al país personas preparadas en áreas en donde el talento nacional es escaso, como en las industrias de tecnología. Así lo reconoce Adriana Suárez, directora ejecutiva de Endeavor Colombia, organización que promueve el emprendimiento y ofrece asesorías para los empresarios. "Si se logran entender los desafíos, termina siendo fácil escalar los negocios, porque este es un mercado de muy buen tamaño", recalca.
De cualquier forma, las experiencias de los migrantes también muestran que es necesario que el sistema colombiano encuentre caminos para flexibilizar la entrada al mercado de los emprendedores venezolanos.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.