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El arte de crear ropa nueva con telas usadas

El arte de crear ropa nueva con telas usadas

Las prendas terminadas son exclusivas y traen consigo el lujo que solo puede darle el trabajo manual. | Por: CORTESÍA FUNDACIÓN JUNTOS SE PUEDE




Por: Milagros Palomares @milapalomares

octubre 16 de 2020

Las prendas de vestir diseñadas por el venezolano Alejandro Crocker llaman la atención por sus detalles artísticos. Son bordadas a mano y pintadas con una precisión de cirujano. Lo más particular que tienen es que son piezas únicas creadas a mano con materiales reciclados, con telas usadas a las que Alejandro les dio una segunda oportunidad, así como Colombia se la dio a él cuando se radicó en Bogotá hace ocho años. 

 

Su apuesta es una obra de reciclaje creativo o un lujo consciente, como él mismo la denomina. Algunos materiales utilizados son viejos jeans, que en vez de pasar  al canasto de basura, Crocker los desarma, realiza un minucioso proceso de restauración, y finalmente les aporta una “nueva vida” con una serie de técnicas artesanales. 

 

“Cada pieza lleva muchas horas de trabajo. La idea es rescatar las telas, otorgarle un verdadero valor a la moda, que es nuestra segunda piel”, afirma Alejandro mostrando su más reciente colección en un  festival cultural organizado por la Fundación Juntos Se Puede  y la asociación Bogotá Arte y Cultura (Barcú). En la actividad se unieron el arte y la moda en Una Sola Nación, un programa social de esta fundación para integrar a los migrantes venezolanos en Colombia a través de encuentros culturales.

 

Como una muestra de integración, la exposición se realiza desde el 13 al 18 de octubre en el centro de Bogotá, en el taller del reconocido artista plástico colombiano Luis Luna, quien también muestra sus más recientes obras de pinturas abstractas.

 

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Esta colección fue inspirada en la Indochina de los años 40. Con un toque contemporáneo creó los uniformes que usaban con ciudadanos de Vietnam, Camboya  y Tailandia para sembrar el arroz. 

 

El diseñador venezolano está comprometido con la preservación del planeta. Le propone a la gente  que dejen el consumo desenfrenado de la ropa comercial para tener prendas especiales en el armario. “Hay que bajarle un poco a la contaminación, como sabemos la industria de la moda es la segunda que más contamina el planeta después del petróleo”, asegura Crocker, que en septiembre pasado donó otra colección llamada RestaurArte al Ministerio de Cultura para subastarla y recolectar fondos en apoyo a la Estación Cultural de los Oficios.

 

Este migrante estudió Historia del Arte en su natal Caracas. Sus primeros pasos los dio en el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, de la capital venezolana, donde comenzó a interesarse por el  estudio de los textiles y tejidos. Se convirtió en un visionario de la moda con razones de peso: Le encanta contar historias en cada prenda de vestir.

 

Alejandro recorre el taller del artista Luna, en el centro de Bogotá, para mostrar una pieza que creó, inspirado en los soldados franceses y americanos de la segunda guerra mundial. Se enorgullece de la fusión de culturas que logró plasmar en unas piezas similares a los kimonos japoneses, con detalles en hilos de cobre de la India. Otra prenda que consiguió  de los años 60, original del diseñador italiano Giorgio Armani, la restauró colocándole un encaje español de principios de siglo pasado. 

 

Con toques contemporáneos creó vestidos para representar a la Indochina de la década de los años 40. Su patrón se basó en el uniforme que usaban los ciudadanos de Vietnam, Camboya  y Tailandia para realizar las jornadas de siembra del arroz. 

 


«Comenzamos esta iniciativa porque las ferias de artes se ponían un poco aburridas. Por eso decidimos integrar  música, moda, y gastronomía para tener un mayor acercamiento con las artes plásticas.... Con esta actividad queremos contar que seguimos siendo hermanos, que hay puntos de vista positivos, que no se han roto esos lazos de hermandad y convivencia»

Karen Schenk, socia fundadora de Bogotá Arte y Cultura (Barcú). 


 

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Junto con la joyera Lenca Mora confecciona accesorios de materiales reciclados, como "tapitas" de gaseosas y cervezas- También elabora bolsos y carteras con retazos de telas. 

 

El evento Una Sola Nación se convirtió en la integración soñada de Ana Karina García, presidenta de la Fundación Juntos Se Puede, una organización que brinda ayuda a la población migrante en Bogotá. “Estamos mostrando otra cara de la migración, estamos convencidos de que sí pueden salir cosas buenas de la crisis migratoria, y que es una gran oportunidad de desarrollo para Colombia”, apunta la activista venezolana.

 

Crocker está feliz de pisar el terreno de la integración, del cual según él, siempre se sacan historias positivas. “La migración es la segunda, tercera y cuarta oportunidad que me dio este país que me recibió, y así mismo lo hago yo con mis diseños”. 

 

Junto con la joyera Lenca Mora, Alejandro también ha confeccionado accesorios mediante el reciclaje creativo. Las “tapitas” de gaseosas, pintadas con un micro pincel, se convierten en piezas únicas de joyería. “Sí se puede, la invitación es a ser conscientes de cuidar nuestra gran casa, que es el planeta”, insiste Crocker, a quien le fascinó la idea de unirse como hermanos, colombianos y venezolanos, a través del arte y la cultura. 

 

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Alejandro Crocker estudió Historia del Arte, en Caracas. Restaura telas viejas, aprovecha el potencial de los jeans. 

 

 






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