En Colombia hay 1,7 millones de migrantes venezolanos con vocación de permanencia, y el 55% está con estatus irregular. | Por: MILENA BERNAL BECERRA
Una conversación fluida con diferentes actores del Gobierno nacional, la Cancillería, el Programa Mundial de Alimentos, la Organización Internacional de las Migraciones y Acnur, entre otros, sirvió de base para identificar soluciones y alternativas sostenibles en materia de migración en Colombia.
Los invitados fueron convocados por la Organización de las Naciones Unidas al diálogo sobre Movilidad Humana Segura, impacto diferencial de la covid-19, medios de vida e integración de la población migrante y refugiada venezolana. El conversatorio virtual fue moderado por Adriana Sabogal Moreno, directora del Proyecto Migración Venezuela, de la Revista Semana.
Inicialmente, Sabogal hizo una introducción de la dura realidad que viven los migrantes y refugiados venezolanos en Colombia, agudizada por la pandemia. En tal sentido destacó una estadística de una evaluación rápida de necesidades realizada por la ONU en mayo pasado, donde se señala que el 84% de los hogares venezolanos radicados en el país reportó comer menos de tres veces al día debido a los bajos ingresos y medios de vida.
Ana Eugenia Durán, jefa de Misión de la OIM en Colombia coincidió con Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, al afirmar que se debe avanzar en el tema de la regularización migratoria de los venezolanos, para pasar de lo humanitario al desarrollo del país mediante la incorporación de los migrantes, permitiéndoles acceso al trabajo formal. “A pesar de los esfuerzos de las autoridades colombianas, la situación de muchos migrantes y refugiados venezolanos sigue siendo irregular, lo que lleva a la informalidad en el ámbito laboral”, explicó Durán en su intervención.
Sobre este punto, el director del ente migratorio trajo a colación las más recientes estadísticas de la migración en el país. A corte de agosto de 2020 contabilizaron 1.722.919 venezolanos, de los cuales 55 por ciento se encuentra en condición irregular, y 45% posee estatus regular. “El desafío más grande es vencer la irregularidad, esto genera el desconocimiento de la población venezolana, lo que impide la toma de medidas por parte del Gobierno”, recalcó Espinosa, quien definió este tema como una piedra angular para enfrentar los demás desafíos de la migración.
Espinosa insistió en la necesidad de apuntarle a un mecanismo de regularización a largo plazo que aumente la confianza en los migrantes que vienen desprotegidos del sistema de su país.
«La migración es una oportunidad de crecimiento, la integración socioeconómica de esta población es clave para el beneficio de todos»
Lucas Gómez, Gerente de Fronteras
Por su parte, Víctor Bautista, secretario de Fronteras de Norte de Santander, realizó una breve radiografía de la presión que ha generado en los municipios fronterizos la gran concentración y afluencia de migrantes, sobre todo en los sistemas de salud y educación. Precisó que el 25 por ciento de las urgencias que atienden en el hospital Erasmo Meoz, de Cúcuta, son de personas provenientes de Venezuela. "Hace cuatro años no llegaban a cinco mil estudiantes y actualmente estamos brindando educación a 35 mil niños venezolanos, de los cuales el 10 por ciento viven al otro lado de la frontera", dijo el funcionario.
La directora de Cooperación Internacional de la Cancillería, Marcela Ordóñez hizo un llamado de alerta y remarcó que el principal desafío es la desfinanciación por parte de la comunidad internacional para atender la crisis migratoria venezolana, la segunda más grande después de Siria.
Lo más grave — añadió Ordóñez— es el alto costo de las atenciones asumidas por el Gobierno colombiano. "Entre 2017 y 2020 de dieron siete millones de atenciones en salud para 815 mil migrantes, las cuales costaron 190 millones de dólares, y para brindar educación a 360 mil niños migrantes en todo el país cuesta 120 millones de dólares", detalló.
El representante de Acnur en Colombia, Jozef Merkx pidió no olvidar a la población retornada colombiana, que también está luchando por insertarse de nuevo en su tierra. “La crisis de la covid-19 no tiene nacionalidad, tenemos que trabajar todos de manera conjunta para aportar al sector salud”, aseguró Merkx.
Desde el terreno laboral, Carlos Llanos, líder de inclusión de la empresa Teleperformance, destacó que han contratado a más de 1.700 migrantes y refugiados venezolanos, por su elevado nivel de bilingüismo. La preparación académica de los extranjeros supone una ventaja dentro de la compañía, evitando así los niveles de rotación de personal.
Llanos sostuvo que quieren transmitirle esta experiencia a las demás empresas colombiana para derribar los mitos que hay alrededor de los empleados migrantes venezolanos. Sin duda, una mano de obra necesaria para aportar al desarrollo del país.
«El gobierno nacional ha hecho un gran esfuerzo para suplir la seguridad alimentaria de niños y niñas migrantes y refugiados, en medio de la pandemia»
Liliana Pulido, Subdirectora General del ICBFColombia
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.