La música llanera representa a todo el pueblo venezolano y todos sus migrantes la llevan a cualquier parte del mundo. | Por: GOBERNACIÓN DEL META
Cali es catalogada como la capital mundial de la salsa y todo amante de esta música se tiene que dar un paso por esta ciudad para disfrutar de su sabor. Sin embargo, diferentes tipos de melodías y voces venezolanas cautivan con su arte a la ‘Sucursal del cielo’.
Los migrantes venezolanos no solo le han expuesto al mundo su extensa gastronomía, también, han aprovechado su riqueza cultural para demostrar todo lo que estas personas representan de su país natal, pues, muchos recurren a sus dotes artísticas para ganarse la vida con la pintura, el baile y la música.
Esta es la historia de Antonio Elías Facure Cova, el migrante venezolano que llegó a Cali hace unos años para ser participe de una ciudad que vive al rojo vivo la música.
Aunque la salsa y los ritmos afroantillanos dominan casi todo el territorio caleño, Antonio Facure tenía otro género para impresionar a todos los vallecaucanos y a sus compatriotas que se encuentran en esta ciudad.
Siendo fiel a la cultura tan característica de su país, este migrante ha dado a exponer la música llanera que es popular de Venezuela. Su pasión por este ritmo empezó cuando Antonio apenas era un niño; estudió y se preparó para ofrecerle a todo su país esas melodías tan dulces que amañan al oído.
Sin embargo, la crisis que económica y social que ha vivido el territorio vecino hizo que Antonio migrara a Colombia para buscar un nuevo futuro y un lugar en el que pudiera aprovechar al máximo su talento que es tocar distintos instrumentos relacionados con la música llanera.
Este migrante llegó a la ‘Sucursal del cielo’ en el año 2018 y desde el momento cero se pudo involucrar con la música. Al principio empezó a trabajar en un grupo de mariachi y así, se empezó a ganar la vida en los primeros meses.
Tiempo después, conoció a un músico compatriota, quién había fundado el grupo Llano y Melodía, con el que hoy trabaja y desenvuelve su talento en la actualidad. Antonio toca instrumentos como el cuatro, la mandolina, bandola llanera, bandola oriental, el bajo eléctrico y también la guitarra.
Los cambios a veces son difíciles, pero en muchas oportunidades son necesarios para que las personas saquen todo su potencial y logren salir adelante. A este migrante venezolano, la música llanera lo llenó de oportunidades en Colombia.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.