| Por: ESTEBAN VEGA | SEMANA
El trabajo conjunto de la Corporación Dunna, experta en intervenciones y prácticas restaurativas y de cuidado de la salud mental, y la Universidad Externado de Colombia, estudiará cómo afronta un grupo de migrantes su adaptación e integración, y cuál es su respuesta emocional, física y psicosocial.
Esta organización realizará el estudio ‘Evaluación multidimensional de una intervención mixta mente-cuerpo y psicosocial para población migrante venezolana en tres ciudades colombianas’, que, a través de registros fisiológicos y psicométricos, examinará los posibles impactos de un grupo de personas venezolanas en Barranquilla, Cali y Bucaramanga.
La idea es poder internarse en su condición, que hoy está afectada “por una pobre inserción en los circuitos económicos, fenómenos de discriminación e incluso de violencia, el hecho mismo del desplazamiento y de la migración, que conlleva muchos riesgos desde el punto de vista de salud física también mental”, según refiere Jorge Martínez, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado de Colombia.
El proceso tendrá varias fases, como por ejemplo intervenciones en el tema de salud mental desde un abordaje diferente al de una consulta médica tradicional propiamente dicha.
“Están basadas en el yoga y en ejercicios de conciencia respiratoria de relajación, y otro componente de basado en técnicas restaurativas, un componente psicosocial, orientado a la resolución de conflictos, al empoderamiento de las capacidades comunicativas y en el aumento de la resiliencia comunitaria”, explica Martínez.
El análisis permitira eevaluar la respuesta de las condciiones integración de los migrantes involucrados en el estudio.
Foto: Guillermo Torres - Semana
Dado que la experiencia de la Fundación Dunna aplicando este mismo esquema ha sido exitosa en otros grupos de población vulnerable hay mucho interés en saber qué pasa con las personas venezolanas.
Durante tres meses, estarán evaluando a un primer grupo de 50 migrantes que viven en Barranquilla, y gradualmente repetirán el trabajo con otros 250 en las dos ciudades restantes.
“Es ahí donde entra la línea de neurociencia social, que con un enfoque basado en la medición de variables psicométricas, relacionadas con la salud mental, con la resiliencia, con el riesgo psicosocial”, explica el académico.
Pero también harán unas mediciones fisiológicas, especialmente en la variabilidad de la frecuencia cardíaca, y de expresión emocional a nivel de los músculos faciales.
“Cuando un corazón tiene un ritmo estereotipado es porque está comandado por hormonas del estrés como la adrenalina, pero cuando el corazón puede acelerar y desacelerar de una manera más voluble, esto se correlaciona con una disposición fisiológica de mayor relajación y también con una disposición mental hacia el intercambio social, hacia los comportamientos cooperativos y de altruismo que favorecen al tejido social y a la salud mental”, acota el decano.
Hacia octubre de este año se conocerán los primeros resultados de este trabajo conjunto.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.