Palpar de cerca la odisea que viven a diario miles de migrantes y los colombianos retornados que huyen de la crisis de Venezuela motivó al filántropo canadiense Frank Giustra a recorrer el pasado jueves la frontera de Cúcuta, en Norte de Santander.
En la Casa de Paso Divina Providencia, de la Diócesis de Cúcuta se sentó a conversar con las personas que van por un plato de comida para reponer fuerzas y seguir su trayecto como caminantes a otras ciudades de Colombia o a otros países de la región.
Más de 20 toneladas de verduras y frutas son donadas por la Fundación Giustra, a través de la Fundación Acceso Colombia, a albergues o casas de paso que dan alimentos a esta población vulnerable en los departamentos Norte de Santander, Atlántico y La Guajira. Esta organización ayuda a los agricultores colombianos a salir de la pobreza y a su vez ha apoyado la provisión de 4.3 millones de comidas a más de 251.000 migrantes venezolanos desde abril de 2019.
En el recorrido por la frontera también estuvo presente la venezolana Patricia Velásquez, embajadora de buena voluntad de la OEA para los pueblos indígenas, además de miembros de la Fundación Aid Live, quienes se unieron en alianza con la Fundación Acceso Colombia para apoyar la alimentación de 6.900 niños venezolanos y 1.200 madres con dos comidas diarias durante los próximos meses.
Mediante esta cooperación internacional se construirán dos cocinas que operarán programas de alimentación en el estado Zulia (Venezuela); y apoyará la nutrición de migrantes en la ciudad de Riohacha. Los programas serán ejecutados por la Asociación Banco de Alimentos de Colombia (ABACO), World Central Kitchen (WCK) y la Fundación Wayuu Taya.
Más de 4.000 personas pasaban por el comedor de la Casa Divina Providencia. Actualmente se encuentra cerrado, hasta nuevo aviso, como medida de prevención contra el Coronavirus. @MILAGROS PALOMARES
“Es una verdadera tragedia encontrarse con una madre soltera con hijo teniendo acceso a una sola comida al día. Es un drama muy complejo y toca mucho el corazón, debemos unirnos para buscar más soluciones. Yo he estado trabajando muchos años en este tipo de situaciones en América Latina, pero cuando uno ve los casos de frente es muy desgarrador; uno cree que estaba preparado para lo peor y no”, declaró conmovido Frank Giustra tras recorrer también las instalaciones del puente internacional Simón Bolívar, por el que transitan caminando unas 25 mil personas a diario, de ellas 23 mil son migrantes pendulares y unos 2 mil que se quedan en Colombia.
Jean Carlos Andrade, coordinador de la Casa de Paso Divina Providencia, precisó que de lunes a sábado le brindan alimentos a 4.500 personas, en su mayoría migrantes venezolanos y migrantes pendulares que entran por la frontera de Cúcuta. En este establecimiento cuentan con el apoyo de 110 voluntarios, 40 de ellos son venezolanos de las comunidades aledañas a esta zona fronteriza.
El Banco Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas es quien suministra la mayor cantidad de alimentos a este comedor, aparte de las donaciones de fundaciones como Acceso Colombia y feligreses que las envían a la Diócesis de Cúcuta.
El filántropo canadiense Frank Giustra y la venezolana Patricia Velásquez conversaron con los migrantes venezolanos. @MILAGROS PALOMARES
Sentada en una mesa del comedor con sus dos niños de cuatro y tres años, la docente venezolana Giovanna Escalona, de 44 años, le contó a Frank Giustra y a Patricia Velásquez la agonía que padeció en Caracas para darle alimentos a sus hijos; la principal razón para migrar.
“Aquí en Cúcuta estoy viviendo una situación muy difícil porque me robaron una ayuda que me dieron en un refugio. Caí en un cuadro depresivo, pero gracias a Dios ya he recibido orientación psicológica. Si regreso a Venezuela es peor, el sueldo no alcanza para comprar comida y los niños pasaban muchas necesidades, a parte de que no hay servicios públicos ni medicinas”, narró con lágrimas en sus ojos.
Velásquez la alentó a seguir su oficio de maestra enseñando a niños migrantes en los refugios. “Eres una mujer muy valiente. Es importante que sepas que los venezolanos no están solos, yo te prometo que esta situación tan dolorosa pronto va a pasar”, le dijo la fundadora de Wayuu Taya, que desde el año 2002 ayuda a niños wayuu en la Guajira venezolana.
Desde el año 2019 la Fundación Nueva Ilusión brinda una mano solidaria a los caminantes venezolanos que pasan por Los Patios, en Cúcuta. @MILAGROS PALOMARES
La actividad también contempló la visita de a la Fundación Nueva Ilusión, ubicada en el sector Los Patios, de Cúcuta, uno de los primeros albergues donde llegan los caminantes venezolanos. Allí, la presidenta de esta organización, Patricia Salguero recibió a los miembros de la Fundación Acceso, quienes les dieron donativos de alimentos.
Voluntarios explicaron que gracias a la ONG World Central Kitchen, de Estados Unidos, pueden brindar más de 1.000 platos de comida al día. "Hemos tenido topes de 1.400 diarios entre desayuno almuerzo y merienda y cena. Aparte de otras 1.500 raciones que mandamos a otros albergues", detalló Salguero, una colombiana retornada que vivía en El Junquito, cerca de Caracas, y que en 2014 salió forzada del país que la acogió por 23 años.
"Es muy hermoso poder ayudar a quien tanto lo necesita, estamos cumpliendo una ley divina dando de comer al hambriento y de beber al sediento con nuestros hermanos venezolanos", completó el voluntario Ciro Santamaría, defensor de los derechos humanos y jubilado de la Policía Nacional.
La ONG estadounidense World Central Kitchen aporta los alimentos que sirven a diario en esta fundación. La Fundación Acceso también dona vegetales y otros insumos. @MILAGROS PALOMARES
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.