Isabella Santiago es una caraqueña de 29 años. Con su talento actoral obtuvo el rol protagónico en la telenovela Lala's Spa. | Por: FABIANA ORTEGA / ARCHIVO PERSONAL
Aunque no le gustan los estereotipos ni los alardes, ella es la primera mujer latinoamericana transexual que obtiene un rol protagónico en la pantalla chica en Colombia.
La actuación para Isabella Santiago era un anhelo desde su niñez. También lo era el adueñarse con determinación de su cuerpo, de sus emociones, de sus sentimientos y de sus sueños. De su infancia recuerda las tardes en las que, junto a su abuela, se sentaba frente al televisor a ver las telenovelas.
Isabella era de las que buscaba en el periódico, casi como en una suerte de acertijo, la palabra "casting" para encontrar así alguna oportunidad de actuar o de modelar. Ella misma, en su casa, se tomaba las fotos que luego entregaría en su book como carta de presentación. El medio artístico era su norte, pese a lo que podía pensar el resto de su familia o sus amigos. Sin embargo, la ambivalencia entre su esencia y lo que ella proyectaba lucían como el principal obstáculo para garantizarle un sí en la pantalla chica de Venezuela; al menos hace diez años atrás.
"Yo hacía castings pero no me aceptaban. En ese momento ellos no estaban preparados para aceptar mi diferencia; la forma en cómo lucía. Ellos siempre habían notado que existía como una ambigüedad y por eso no me aceptaban", suelta entre risas la venezolana nacida en Caracas en 1991.
Cuando le cerraron las puertas en los canales de televisión, ella no se amilanó. A cualquier evento llevaba a sus hermanas menores y a sus primitos para estar, al menos de esa forma, involucrada en el medio. Llegó incuso a ser la 'mánager' de sus sobrinos.
Su persistencia la llevó a participar en el 2006 como extra en la telenovela Ciudad Bendita, que tuvo una gran audiencia en su país. Apenas tenía 15 años de edad, pero su perseverancia en el mundo artístico la ha llevado, 14 años después, a protagonizar su primer papel protagónico en una telenovela en Colombia. "Mira cómo seguir ahí presente en tus sueños te lleva a que un día lo logres", dice hoy con vehemencia.
Isabella Santiago asegura que no es fácil para una madre asumir de la noche a la mañana que su hijo decidió pasar a ser niña. Es algo que dentro de la sociedad venezolana, la gente no conoce.
El instinto
Desde que llegó a Colombia, Isabella quiso adiestrarse actoralmente. Así pasó un par de años entre cursos y talleres en la compañía teatral La Maldita Vanidad, el Teatro Nacional y el Teatro Mayor. Aunque ya en 2018 había participado en un rol pequeño en la producción de Fox "Nadie me quita lo baila'o", donde encarnó a Mónica Tróchez, no fue sino hasta el año 2020, aún en medio de la pandemia, que se le presentó la oportunidad de alcanzar un rol protagónico. Tuvo que superar cuatro castings para obtener el papel principal.
Desde el mes de abril de 2021, a Isabella se le puede ver en la pantalla chica colombiana. Está interpretando a una peluquera trans que vivió en París, donde hizo su transición de Lalo a Lala, y que regresó a Colombia para ayudar a su madre a pagar las deudas que contrajo cuando convirtió su peluquería en un spa. Se trata de Lala's Spa, la primera producción de RCN Television que protagoniza una mujer transexual.
Las personas transexuales experimentan una identidad que no coincide con el género con el que han nacido y desean hacer una transición permanente al sexo o género con el que se identifican. Para esto, suelen buscar asistencia médica, incluídas las terapias y cirugías de reasignación de sexo, y terapias de sustitución hormonal.
Para Isabella, la mayor de tres hermanas, protagonizar este proyecto televisivo ha culminado en un proceso de introspección. La soledad —dice— es de las cosas que más disfruta, mientras invierte su tiempo en lecturas de Deepack Chopra para alimentar su espíritu y "despertar su conciencia".
"Lala ha sido un personaje muy hermoso. Ella sabe cómo mediar y cómo autocontrolarse cuando algo muy difícil le pasa. Yo no. Si yo veo alguna situación sospechosa, de una vez me aparto o estoy a la defensiva", asegura.
Lo que Isabella tiene en común con Lala, dice la actriz, son el respeto, la empatía y la unión con su familia y con sus amigos. Su madre es una de sus grandes fortalezas. Justamente el no querer verla sufrir fue lo que motivó a Isabella en su adolescencia a dar el paso de hablar con sinceridad de sus sentimientos, iniciar su transición, educar sobre el tema y cultivar el respeto desde casa.
Esta venezolana se sentía comprometida con hacer todo posible para que su mamá se sintiera bien y no estuviera tan afectada con el cambio de género. Asegura que no es fácil para una madre asumir de la noche a la mañana que su hijo decidió pasar a ser niña. Es algo poco común dentro de la sociedad venezolana, que tiene poco conocimiento e información sobre el tema.
En el caso de Isabella, que desde muy pequeña supo que le gustaban los niños y sentía atracción por lo femenino. Su madre poco a poco se convirtió en su principal apoyo. No fue fácil: el temor y dolor de su progenitora era ver que su hija estaba sufriendo de bullying, rechazo y agresiones verbales.
"Una madre que ama a sus hijos de verdad los apoya, los respeta y está ahí de forma incondicional, independientemente de que sean distintos o que desarrollen otra personalidad", dice.
De su padre tiene pocos recuerdos. A los dos años dejó el hogar y fue su abuelo quien fungió como esa referencia paternal. Hoy, Isabella mantiene su apellido materno, mientras afirma que le debe su nombre artístico a Isabella Swan, la protagonista de la exitosa saga de vampiros Crepúsculo.
Desde que llegó a Colombia, Isabella quiso adiestrarse actoralmente. Así pasó un par de años entre cursos y talleres en la compañía teatral La Maldita Vanidad, el Teatro Nacional y el Teatro Mayor.
Vida de migrante
Isabella lleva al menos diez años lejos de su barrio, en Sarría, una zona popular en el centro norte de Caracas. Confiesa que las bajas temperaturas de la capital colombiana le recuerdan al frío que hacía durante la época decembrina en aquella zona, a 923 metros de altitud.
Aunque siempre le motivó la actuación fue en el modelaje donde halló la forma de colarse en el medio artístico. En Venezuela ganó el concurso Miss Gay en el 2010 y cuatro años después se convirtió en la primera venezolana en ganar el Miss International Queen, un concurso para mujeres transgénero de diferentes nacionalidades que se realiza de forma anual en Pattaya, Tailandia, con concursantes de 18 a 35 años. Como ganadora, recibió un premio de 12.500 dólares y una cirugía estética.
Isabella dice que su proceso migratorio ha sido generoso. Vivió cuatro años en Europa, uno en Tailandia, dos años en Estados Unidos y ahora ya suma cuatro en Colombia, país en el que ha decido residenciarse y al que le agradece cada una de las oportunidades. Ella es una de los casi dos millones de migrantes venezolanos que se encuentran radicadas en el país.
A su juicio, Colombia está mucho más avanzada que Venezuela en materia de tolerancia a la diversidad sexual y en aspectos legales sobre la identidad de género. En Bogotá, dice, siempre han sido educados y respetuosos con ella, incluso en el trato como señorita o señora. "Yo no siento xenofobia por parte de la gente con la que estoy. Yo me siento muy agradecida porque han sido muy generosos", sostiene.
Pero más allá de las nacionalidades, asegura que este rol protagónico que encarnó por primera vez en la televisión colombiana es el avance hacia la visibilización e integración. "Estamos en el camino correcto para aprender", señala mientras advierte que, a pesar de que muchos aseguran que su papel es un logro para la comunidad LGBTI, no le gusta que las personas solo se enfoquen en eso.
Isabella Santiago ha naturalizado el hecho de emigrar, pero confiesa que la nostalgia, de vez en cuando, aparece. De todos modos, su sueño hoy es permanecer en Colombia, entre otras razones, para seguir formándose en el plano actoral e incursionar en el cine, pero también porque siente la cercanía con la gente, la cultura, el idioma e incluso la gastronomía.
Su mensaje es claro: aceptación, respeto y tolerancia. "Tenemos que ser generosos y aceptarnos con nuestras diferencias. Eso nos hace únicos", recalca e invita a seguir el instinto. "Solo ustedes tienen la decisión de lograr sus sueños en la vida. Así como yo pude, ustedes también. Y a las madres les diría que se den cuenta de que nosotras no escogemos ser así. Simplemente lo sentimos", concluye la nueva estrella en Colombia, que insiste en ser libres y vivir la personalidad que cada uno tiene internamente.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.