En la capital antioqueña hay cerca de 190 mil personas venezolanas registradas y una población flotante que podría ser igual. | Por: DAVID HERNÁNDEZ | SEMANA
Medellín es la primera ciudad del país en pensar en la formulación y creación de una política pública para la gestión migratoria; en cabeza de la Secretaría de Inclusión se trabaja pensando en que sea una realidad en menos de un año. La oferta institucional busca darles una vida digna a las personas venezolanas.
En Medellín todo es en exceso: la hospitalidad, la alegría, los brazos abiertos, las arepas, los fríjoles y, hoy más que nunca, la empatía, ese pequeño trozo de felicidad del que dan fe las cerca de 190 mil personas venezolanas que viven en la capital antioqueña.
El Gobierno de la ciudad tiene claro lo que es ponerse en los zapatos de los migrantes y por eso hizo una apuesta para que se sientan como en casa; gracias a alianzas con organismos de cooperación internacional como ACNUR, OIM y USAID logró descifrar las necesidades de ellos a través del análisis de información.
“El reto ha sido entender las distintas variables de lo que implica cada migrante; el que viene con su familia y quiere asentarse para trabajar, construir empresa, buscar un empleo; o el que viene buscando unas condiciones de respiro, para continuar su viaje hacia Chile, hacia Argentina, hacia Perú y que lo que necesita es que nosotros le recarguemos ese tanque de oxígeno para que pueda seguir su trayecto”, explica el secretario de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos de la ciudad, Santiago Preciado.
En la práctica eso se traduce en la obsesión porque todos y cada uno de los migrantes que viven en Medellín o están de paso, al igual que los refugiados, retornados y población de acogida sientan el respaldo de la institucionalidad en soluciones palpables.
“Tenemos auxilio habitacional, pensando que la población migrante que viene de tránsito o se está estableciendo lo que más necesita –probablemente cuando viene con menores, con mujeres embarazadas, con personas mayores- es un lugar donde pernoctar en un periodo importante. En nuestros proyectos pueden estar hasta tres meses y tienen auxilio alimenticio, tienen apoyo psicosocial, y tenemos una distinta gama de oferta para ellos, para que estén bien en Medellín”, acota el secretario.
Al Alcaldía de Medellín trabaja sin descanso para procurarles vida digna a todos los migrantes venezolanos
Foto: David Hernández Sermana
Hay un especial interés por los jóvenes y su futuro, y por la necesidad imperiosa que tienen de capacitarse para convertirse en una fuerza productiva para la ciudad y para el país; y en eso, Medellín tiene bien claro el panorama.
“Porque muchos de ellos son jóvenes que tienen todo un futuro por delante y necesitamos invertir en el sistema educativo, necesitamos volverlos emprendedores para desarrollar acá tecnología a partir del Valle del Software”, asegura Preciado.
La consolidación de la política pública ya está en marcha y será sometida a consideración del Concejo de la ciudad, mientras que la Alcaldía espera poner el pie en el acelerador para hacer realidad otra prioridad: la integración social y cultural de los migrantes.
En ese sentido, el secretario de Inclusión le apuesta a una nueva realidad “que nos permita disfrutar de la venezolanidad, que nos permita entendernos como un solo pueblo, recordar que venimos de un mismo proceso de colonización de un mismo proceso de independencia, que somos un pueblo que tiene una frontera enorme, que somos un pueblo que tiene muchas cosas en común: la arepa, la música llanera, el idioma, la religión, y eso nos debe permitir entendernos como un proceso cultural integrado; los venezolanos que viven en Medellín son paisas que nacieron un poquito más lejos pero que ya están aquí con nosotros y que son bienvenidos”.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.