En los alrededores de las trochas también hay militares, pero los migrantes venezolanos siguen ingresando a Colombia. | Por: JUAN PABLO COHEN - LA OPINIÓN
El casco central de la ciudad de Cúcuta fue militarizado para evitar eventos multitudinarios y hacer cumplir las normas de bioseguridad, a fin de controlar la pandemia de la covid-19.
La orden fue dada por el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, en vista de que en los últimos días se ha visto gran cantidad de personas sin tapabocas aglomeradas en las calles.
El mandatario manifestó su preocupación por el el panorama de salud que cada día se complica más en Norte de Santander. Asimismo alertó a los habitantes de Cúcuta sobre la poca disponibilidad de camas en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales y les recordó que no cuentan con toda la infraestructura para tratar a los pacientes críticos de coronavirus.
A raíz de estas declaraciones, el mandatario de la capital nortesantandereana reveló que la Policía y el Ejército Nacional adelantarán operativos en toda la ciudad para hacer cumplir las normas de bioseguridad y garantizar que todos los ciudadanos, en especial los del centro de la ciudad, eviten las aglomeraciones, se coloquen el tapabocas y guarden el distanciamiento social.
La administración local además estableció toque de queda desde las 8:00 p.m. hasta las 5:00 a.m, e implementó nuevamente el pico y cédula con el fin de controlar los flujos de población migrante que entra y sale de Cúcuta.
El secretario de seguridad de la ciudad, Alejandro Martínez, advirtió que aunque se han hecho constantes llamados a los habitantes de la capital, se sigue presentando hechos de desobediencia “como si nada estuviera sucediendo”. El funcionario explicó que en los últimos quince días se interpusieron “28 mil comparendos a colombianos y población migrante”.
A pesar de la crítica situación sanitaria que se vive en Norte de Santander y pese a que los pasos fronterizos formales aún se encuentran cerrados, durante toda la semana se ha visto una larga fila de caminantes venezolanos ingresando al país. Esta situación y la falta de protocolos para la entrada de migrantes dificulta la labor epidemiológica y de control de las medidas biosanitarias en la ciudad.
Sin embargo, según relató Olga Martínez, habitante de Cúcuta, la desobediencia con el uso del tapabocas es colectiva, tanto de colombianos como de venezolanos. "He visto muchas personas que usan la mascarilla de collar, eso no tiene sentido", dijo la ama de casa.
En el centro de Cúcuta es común ver a personas ncumpliendo las medidas de bioseguridad. FOTO ALfredo Estévez - La Opinión
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.