Mujeres de Nueva Luz participando en talleres de sanación | Por: DAYANA MENDOZA, MUJERES DE NUEVA LUZ
La venezolana Dayana Mendoza creó hace dos años Mujeres de Nueva Luz, una iniciativa que ayuda a otras mujeres recién llegadas a Bogotá a orientarse en temas legales, psicosociales y de salud.
Mujeres de Nueva Luz nació debido a que Dayana notó un gran número de retos que enfrentan muchas mujeres al llegar al país, principalmente relacionados con el desconocimiento en trámites legales, de salud, educación y apoyo psicológico. “Vi que las mujeres traen una mayor carga emocional, pues algunas tienen que dejar a sus hijos en Venezuela. Además deben pasar por un gran número de humillaciones para llegar a donde están”, dice Dayana.
El objetivo de esta iniciativa es capacitar en temas de empoderamiento, reconocimiento de derechos, guías vocacionales y conocimientos en temas migratorios a mujeres venezolanas que han llegado a Bogotá en los últimos años, en medio de los flujos migratorios por cuenta de la crisis en el vecino país.
En Colombia, de acuerdo con cálculos presentados por el Observatorio del PMV con base en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), a corte de febrero de 2021, viven 1.822.747 venezolanos, de los cuales el 49,9 % son mujeres. En Bogotá se encuentran 287.454 venezolanos y 49,7 % son mujeres.
La idea de Mujeres de Nueva Luz es ser una mano amiga en momentos de dificultad. Así lo fueron para Zuli Mar Rodríguez, beneficiaria y ahora coordinadora de la fundación en Ciudad Bolívar, una de las 20 localidades de la capital de Colombia. Zuli Mar es madre de dos hijos de 14 y 7 años, y hace dos años tuvo que cruzar las trochas en la frontera y pasar por lugares que recuerda con tristeza.
En medio de la pandemia por el coronavirus, Zuli Mar vio la crisis de frente. Perdió su trabajo y por lo tanto su sustento económico. “Tuve que pedir un grito de auxilio para salir de esa dificultad”, recuerda ahora. Fue entonces cuando, por medio de una red de contactos, conoció a Dayana Mendoza.
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“La señora Dayana buscó la manera de ayudarnos con el alimento y fue un soporte emocional. Gracias a que asistía a los talleres, me di cuenta de que fui víctima de violencia y no lo sabía, pero con cada taller aprendí a valorarme y fortalecerme como mujer”, menciona Zuli Mar.
Ahora, Zuli es la encargada de reunir más mujeres e invitarlas a talleres sobre la prevención de violencia basada en género, y mostrarles a dónde pueden acudir para recibir asesoría legal, psicosocial y de salud cuando lo requieran.
En una actividad grupal, las mujeres participan en un taller de sanación emocional. También comparten espacios de recreación cultural
Foto: Cortesía Mujeres de Nueva Luz
La oportunidad que le dio escuchar otras historias hizo que quisiera formar parte del equipo de Mujeres de Nueva Luz y ayudar a aquellas personas que han vivido lo mismo que ella y que se sienten solas. “Quiero que ellas sepan que tener hijos no nos limita a salir adelante y podemos ser mujeres independientes y empoderadas”, añade Zuli Mar.
A pesar de no tener recursos económicos sólidos, las Mujeres de Nueva Luz atienden a mujeres en diferentes zonas de Bogotá, como Suba, Engativá, Ciudad Bolívar y Santa Fé. Solo en lo que va corrido del 2021, han apoyado más de 300 mujeres, quienes se han acercado a la fundación por el voz a voz.
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“No tenemos para movilizarnos, pero vamos a pie para apoyarnos”, menciona Maruelys Villalobos, otra de las coordinadoras de la fundación, quien llegó a Colombia hace un año, pero que salió de Venezuela hace cinco. Antes vivió en Perú y recientemente en Ecuador, de donde tuvo que caminar hasta territorio colombiano en medio de la pandemia.
Desde hace tres meses conoció a las Mujeres de Nueva Luz debido a que no tenía trabajo y quería seguir apoyando desde sus conocimientos este tipo de iniciativa. “Son muchas mujeres muy jóvenes que piden ayuda y orientación psicológica. Acá no hay diferencia, brindamos apoyo y somos amigas”, dice Maruelys
Según Dayana Mendoza, la mayoría de las mujeres que han atendido son madres muy jóvenes que no pasan de 40 años.“La mayoría son jóvenes de 19 o 20 años, y en gran parte no tienen un sustento económico, ni emocional", explica la directora de la fundación.
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Una de las madres jóvenes beneficiarías es Manueliz Mendoza, quien tiene 23 años y es madre de tres niños. Llegó a Colombia en diciembre de 2020 cuando todavía estaba embarazada de su tercera hija, y en medio de una depresión. “Cuando llegué como migrante al país me sentía muy triste y como aislada de todo el mundo, pero en la fundación nos han brindado el apoyo y hemos formado una hermandad”, agrega Manueliz.
Este grupo de mujeres sigue creciendo. A pesar de no tener recursos económicos, su objetivo es tener una sede física donde puedan seguir dictando sus talleres e incluso ser un lugar de paso para mujeres y familiares que no tengan un hogar.
Mientras tanto, los parques de la ciudad y la casa de su fundadora seguirán sirviendo como espacio de encuentro para exorcizar sus penas y construir juntas nuevas opciones de vida en un país que les ha abierto las puertas pero que muchas veces les niega las oportunidades.
Medírsele al reto de abrir camino en una metrópoli del tamaño de Bogotá sólo era posible si alguien tenía la confianza necesaria para fabricar sueños desde cero. Ellas no sólo lograron, sino que están creciendo sin parar.