Según datos de Amnistía Internacional, la violencia contra las migrantes venezolanas aumentó en los últimos años en Colombia y Perú. | Por: GUILLERMO TORRES | SEMANA
La organización Amnistía Internacional realizó un diagnóstico de las barreras y violencias a las que se enfrentan las refugiadas y retornadas provenientes de Venezuela que se han radicado en Colombia y Perú.
Las mujeres refugiadas y migrantes en condición irregular tienen un mayor factor de riesgo y vulnerabilidad de ser víctimas de Violencia Basada en Género (VBG) durante la ruta migratoria o en las ciudades en las que deciden quedarse.
Así lo comprobó la investigación de campo Desprotegidas, realizada por la organización Amnistía Internacional, y que se publicó este 12 de julio de 2022.
En el informe indican que a pesar de los altos niveles de subregistro, los datos existentes muestran que la Violencia Basada en Género en contra de las migrantes y refugiadas venezolanas aumentó en Colombia y Perú, los dos países en los que centraron el estudio.
Érika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, afirmó en la presentación del informe que la protección contra la violencia de género debería ser una prioridad de todos los Estados en las Américas, así como la protección de quienes huyen de violaciones masivas de derechos humanos en sus países de origen.
"En el caso de las mujeres refugiadas venezolanas, estás más bien enfrentan una doble y brutal desprotección, como lo revela nuestro informe sobre la situación en Colombia y Perú”, dijo Guevara.
De acuerdo con la investigación, en Colombia las cifras de VBG pasaron de 2.430 casos reportados en el año 2018 a 4.165 casos en el 2021 y en Perú de 1.384 en 2019 a 1.818 en 2021.
Entre las causas de las violencias contra estas mujeres —argumentan — están la xenofobia y los mitos sobre la inseguridad presuntamente provocada por la migración en las ciudades, aunados a los prejuicios relacionados con la sexualidad percibida de las mujeres (a quienes las catalogan como “roba maridos” o como trabajadoras sexuales).
"El cambio en los roles de género en las relaciones de pareja o familiares durante el proceso migratorio y el desafío a los roles de género preestablecidos socialmente, son algunas de las causas subyacentes de la violencia en contra de las mujeres venezolanas", asegura la investigación.
A través de una recopilación de testimonios, dicha organización de defensa de derechos humanos mostró cómo las mujeres migrantes venezolanas padecen diferentes tipos de violencias. Una de ellas, llamada Mariela, relató a Amnistía Internacional los diferentes abusos que sufrió en Colombia tras verse obligada a salir de Venezuela ante la falta de acceso a alimentos, educación y salud para ella y sus hijos y, los altos niveles de inflación que en 2018 vivía Venezuela.
«Somos una población vulnerable, no llegamos aquí por gusto o por capricho, llegamos aquí escapando de un régimen que no nos deja tener una vida digna. (…) porque si uno trabaja es para poder subsistir bien. Entonces llegamos aquí buscando un mejor futuro. Que nos respeten como mujeres...»
Mariela, mujer venezolana en Colombia
El informe de Amnistía Internacional expone que las migrantes y refugiadas venezolanas también tienen dificultades para acceder a la regularización migratoria en Colombia.
"Las mujeres venezolanas enfrentan una serie de retos para obtener el Permiso por Protección Temporal (PPT). El primero está asociado a la demostración de la prueba sumaria. Como muchas han entrado sin pasar por un punto fronterizo autorizado, viven en condiciones de precariedad, sus hijos o hijas no han podido acceder al sistema educativo, y dado que los servicios de salud solo atienden emergencias, no tienen la posibilidad de presentar un documento que compruebe que entraron al país antes del 31 de enero de 2021". refiere el informe.
“Muchas mujeres venezolanas, víctimas de violencia machista y cuyas vidas están en riesgo, prefieren no denunciar por temor a ser expulsadas del país, debido a su estatus de documentación. La situación de violencia y vulnerabilidad que enfrentan se agrava por la ausencia de protocolos especializados para atenderlas y protegerlas. La regularización migratoria es un paso fundamental para que puedan denunciar las violencias que enfrentan”, sostuvo en el evento Marina Navarro, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Perú.
Medírsele al reto de abrir camino en una metrópoli del tamaño de Bogotá sólo era posible si alguien tenía la confianza necesaria para fabricar sueños desde cero. Ellas no sólo lograron, sino que están creciendo sin parar.