Muchas personas se arriesgan a trasladarse por el mar Caribe para atravesar países y llegar a Estados Unidos. | Por: OMAR NEGRETE - SEMANA
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) aseguró en un informe que el 2022 rompió el récord de muertes en el Caribe con 321 casos registrados.
Un drástico aumento en la cantidad de migrantes muertos y desaparecidos en las aguas del Caribe reportó en un nuevo informe la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). De 180 muertes en el año 2021, la cifra pasó a 321 decesos, a cierre del año 2022, y de esos, 25 eran personas migrantes venezolanas.
De acuerdo con los resultados del Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM, del total del año 2022, 66 eran mujeres, 64 eran hombres, y 28 adolescentes de ambos sexos. Lo más dramático es que hay 163 personas fallecidas que no han podido ser identificados.
“Más del 51% de las personas que perdieron la vida en rutas migratorias del Caribe el año pasado no han podido ser identificadas”, declaró Patrice Quesada, coordinadora Regional de la OIM para el Caribe, en un comunicado de prensa emitido por la OIM.
“Esto significa que cientos de familias no cuentan con información acerca del paradero de sus seres queridos”, agregó Quesada.
El informe de la OIM detalló que la mayor parte de los migrantes que murieron o desaparecieron eran de Haití (80), de Cuba (69), de la República Dominicana (56) y de Venezuela (25). Explicaron que la causa principal de muerte fueron los ahogamientos provocados por las malas condiciones climáticas que dificultan la navegación y el uso de embarcaciones precarias en malas condiciones o que no son aptas para la navegación en alta mar.
Una cantidad significativa de los incidentes registrados ocurrieron en las rutas que conducen a los Estados Unidos, desde la República Dominicana a Puerto Rico, desde Haití a República Dominicana y desde Venezuela a varias islas del Caribe.
Julio César, migrante cubano y único sobreviviente de las seis personas que sufrieron un naufragio, relató a la OIM la experiencia de haber migrado por estas rutas tan peligrosas.
“La embarcación se dio vuelta cinco veces, perdimos nuestras escasas provisiones y el pánico y el frío los abrumó. El miedo te cala los huesos, la ropa termina completamente empapada, el vértigo de las olas (...). Los vi desde arriba, cuando yo estaba en la cresta de la ola, hasta que el agua se los tragó”, contó el migrante.
Ante este panorama, la OIM hizo un llamamiento a los Gobiernos de los países del Caribe y de todas estas rutas migratorias para que optimicen la cooperación regional y garanticen la protección y seguridad de los migrantes con independencia de su condición migratoria y en todas las instancias de sus viajes.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.