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Siete miradas inspiradoras de la migración venezolana en Colombia

Siete miradas inspiradoras de la migración venezolana en Colombia

El evento de lanzamiento del libro se realizó en el auditorio del edificio Manuel Briceño, de la universidad Javeriana, en Bogotá. | Por: CORTESÍA FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER




Por: Milagros Palomares @milapalomares

agosto 04 de 2022

 

En un trabajo articulado entre Consejo de Redacción, la Fundación Konrad Adenauer y el Comité Internacional de la Cruz Roja, realizaron el lanzamiento del libro Del otro lado de la frontera, un texto que recopila crónicas periodísticas sobre la migración venezolana en el país. 

 

Dos horas de conversación amena, sin guiones y con lágrimas espontáneas. Así transcurrió la tertulia que mantuvieron siete periodistas, dos de ellos venezolanos, una española, y cuatro colombianos, cuando le contaron al editor Patxo Escobar, frente a un auditorio lleno de espectadores, cómo lograron conseguir las historias que les cambió la forma de ver el fenómeno migratorio en el país.

 

Osiris Ceballos, William Wielman, Alexander Campos, Juan Andrés Rosero, Tatiana Olejua Lozada, Fátima Martínez y Diego Cuervo son los autores del libro Del otro lado de la frontera, siete crónicas sobre la migración venezolana en Colombia, producto de la cooperación entre la Fundación Konrad Adenauer Stiftung, el Comité Internacional de la Cruz Roja y Consejo de Redacción. 

 

La primera en relatar su experiencia con la reportería fue la periodista venezolana Osiris Ceballos, quien urgó entre tantas entrevistas en Riohacha (La Guajira), donde está radicada desde hace cuatro años, y finalmente descubrió que en su propia casa tenía la historia más sorprendente: la de su esposo, el maestro de piano Antonio Giménez Freites, quien se formó en las mejores escuelas de música en París gracias a una beca del Gobierno de Venezuela, y  fue profesor del director de la Filarmónica de los Ángeles y de la Ópera de París, Gustavo Dudamel. 

 

“Los migrantes somos mucho más que tristeza, miseria y pobreza”, reflexionó Ceballos en su conmovedora intervención.

 

Seguidamente, su paisano y colega William Wielman tomó la palabra para rememorar sus peripecias al describir a dos migrantes venezolanos emprendedores en la frontera de Arauca con el estado Apure, con el hilo transversal de una narración centrada en el río Arauca, línea divisoria que irónicamente separa y une a la gente colombo venezolana, en un territorio donde se pueden ver historias variopintas de migración venezolana, a pesar del asentamiento de grupos armados ilegales de ambas naciones.

 

“Esta publicación es un retrato del fenómeno migratorio de una forma en la que no estamos acostumbrados. Normalmente los medios nos bombardean con datos fríos y para nosotros fue un placer haber contribuido a este proceso que narra la migración diferente”, destacó en la introducción del evento Juan Guillermo Moncada, vocero de la Fundación Konrad Adenauer.

 

Si alguien ha vivido en carne propia la discriminación por su nacionalidad es la docente y periodista española Fátima Martínez, quien está radicada en Colombia desde el año 2017, presenciando cómo el éxodo masivo de venezolanos se ha extendido por varias regiones de Colombia.

 

Fátima es una defensora a ultranza de los migrantes venezolanos y rechaza la xenofobia que le ha tocado presenciar en muchos escenarios. Una vez un taxista le dijo que “los venezolanos venían a Colombia a invadirnos”  y ella le respondió indignada: “Ellos no son los rusos y esto no es Ucrania”. A muchas mujeres venezolanas las ayuda a empoderarse para que salgan adelante con sus familias, es el legado que esta española está dejando en Colombia, una nación que siente tan suya como España.


"El venezolano es un hermano para el colombiano y Venezuela fue la casa de los colombianos durante mucho tiempo", rememora Fátima.

 


«En la historia que escribí van a encontrar retratos de mujeres que llegan a vivir a Colombia en condiciones indignas. Hay casos de mujeres embarazadas y madres lactantes que buscan una mejor atención médica para sus seres queridos.  En mi historia evidencio un problema que siempre ha vivido Cali y son los asentamientos urbanos que nacieron por la violencia»

Alexander Campos, periodista de Cali


 

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Los autores del libro Del otro lado de la frontera, junto al editor Patxo Escobar, en el auditorio Manuel Briceño, de la universidad Javeriana, en la ciudad de Bogotá. Fotografías: Fundación Konrad Adenauer /  Milagros Palomares - Semana

 

En otra región de Colombia, la periodista cucuteña Tatiana Olejua Lozada se encontró con historias resilientes de mujeres colombianas que fueron desplazadas por la violencia y que se fueron a Venezuela. Esas mismas mujeres volvieron a la tierra del trueno, en Catatumbo, a labrarse un mejor futuro como casi dos millones y medio de venezolanos que han llegado a Colombia. 

 

Con verbos precisos, Tatiana afirmó que la historia que narra en el libro Del  otro lado de la frontera fue la excusa perfecta para llamar la atención en dos situaciones: la difícil situación de las mujeres en el Catatumbo y las condiciones precarias con las que viven allí. 

 

“Hablar de empoderamiento femenino desde la ciudad es sencillo, pero cuando uno se encuentra con las historias de las mujeres migrantes es cuando reconoce el aporte tan impresionante que hace la población migrante”, dice  Olejua Lozada, quien invitó a los presentes en el lanzamiento a reflexionar que todos somos migrantes.

 

Esta comunicadora social lamentó que en Colombia no hay un tratamiento diferencial para la mujer migrante y que el estigma o la discriminación es mucho más fuerte y profunda que en los hombres. 

 

 


«Lastimosamente los medios locales se han enfocado en la violencia o la pobreza cuando cubren migracion y no es así. Hay otras cosas que no se han dinamizado a través de estos medios. Esta crónica para mí fue un reencuentro con el periodismo de investigación»

Juan Andrés Rosero, periodista de Pasto


 

 

Pero no solo historias de lucha abordaron en el libro Del otro lado de la frontera.  El periodista colombiano Diego Cuervo retrató un fragmento de la migración venezolana que se ha asentado en Inírida, capital de Guanía.  

 

En esta zona de Colombia Cuervo comprobó que los migrantes estaban viviendo un proceso muy diferente al que pasan en otras ciudades. "Y aunque muchas veces para los colombianos esta zona es desconocida, cuando llegué me encontré con una población que acoge muy bien a los migrantes venezolanos", recordó Cuervo, conmovido aún por la frase que le dijo un caraqueño que ve a Colombia como un hogar: "yo llevaré siempre tatuado a Inírida en mi piel, porque aquí pude darle salud a mi padre". 

 






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