Hay una expresión que en el argot popular se usa cuando pareciera que todos los eventos negativos posibles se cumplen: la ley de Murphy. Cuando algo puede salir mal, probablemente saldrá mal, y esta parece ser la situación que viven los migrantes venezolanos en Colombia. Esta población ha tenido que soportar dificultades en el acceso a educación, en la prestación de salud, en la entrada al mercado laboral, entre otras. Sumado a esto, están los mitos según los cuales ellos son los catalizadores de los problemas que vive nuestro país, cuando pareciera que es al contrario. Véase el caso de la seguridad.
El pasado 6 de agosto se desarrolló el evento “Diálogos sobre seguridad ciudadana”, en el cual se tocó el tema de la seguridad y los migrantes. En este evento, Jaime Polanco, asesor de la Gerencia de Fronteras de la Presidencia de la República, afirmó que, si bien se han presentado casos de migrantes venezolanos relacionados con comportamientos contrarios a la convivencia, específicamente 32.988 casos para el primer trimestre de 2020, los datos hasta la fecha demuestran que la migración no tiene un efecto negativo en la seguridad. Hay comportamientos a los que se debe prestarles atención, pero no se puede decir hasta ahora que hay una relación directa.
Se dice que con la llegada de los migrantes venezolanos a Colombia la inseguridad ha aumentado, pero el caso es que en realidad esta población ha sido de las más vulneradas en la comisión de los delitos. Para el 2017, según datos de la Policía Nacional, hubo en el país 80 homicidios contra personas nacidas en Venezuela, que representaron el 0,66 por ciento del total de casos de ese año en el país; para el 2019, esta cifra ascendió a 439 casos de homicidios contra este grupo, representando el 3,51 por ciento del total de ese año.
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En cuanto a los hurtos a personas, en 2017 hubo aproximadamente 205.300 casos de hurto a personas en toda Colombia, de los cuales el 0,23 por ciento fueron víctimas migrantes venezolanos; para el 2019, el total de casos en el país aumentó a 296.900 casos aproximadamente y la participación de víctimas de origen venezolano ascendió a 3,6 por ciento. Es decir, en solo dos años, los homicidios en contra de los venezolanos se quintuplicaron, mientras el hurto se septuplicó. Situación explicada no solo por el aumento en el número de migrantes llegados al país, sino también por las condiciones y los entornos donde la mayoría se ubica.
Es importante entender que los migrantes, de cualquier parte del mundo, no abandonan su país de origen sino es por el detrimento de sus condiciones de vida y el futuro incierto que se antepone ante su vista, y el caso de los migrantes venezolanos no es la excepción. Si bien hay un porcentaje que realizan conductas en contra de la convivencia ciudadana, esto no es generalizado en una población que ha venido a Colombia en busca de mejores oportunidades. En la medida que se abran más posibilidades en torno al empleo, la salud y la educación a los migrantes, con seguridad los pocos casos de venezolanos involucrados en la comisión de delitos disminuirán.
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Violencia intrafamiliar, lesiones personales, homicidio y amenazas son otros de los delitos más denunciados por los venezolanos en el país, según el más reciente boletín del Observatorio del Proyecto Migración Venezuela.