La Conferencia Internacional de Donantes en solidaridad con los migrantes y refugiados venezolanos fue un éxito en lo cuantitativo y en lo cualitativo, aunque con lunares.
Las cifras son impactantes. Se logró un compromiso por más de 2.700 millones de dólares, que ya es bastante. Hasta la fecha solo se ha recaudado el 12% del presupuesto estimado por la Plataforma interagencial R4V para ejecutar el Plan de Respuesta para refugiados y migrantes de Venezuela (RMRP ) en 2020, estimado en 1.400 millones de dólares. Es decir, en tres horas se comprometieron recursos que casi duplican las necesidades anuales estimadas por el RMRP. Aunque lo recaudado no irá todo al RMRP ni se ejecutará en un año, el aporte es significativo, tomando en cuenta que los donantes deben atender el impacto de la pandemia en sus países.
Otro número que refleja el éxito de la convocatoria es el de la cantidad de participantes. Además de los voceros de organismos internacionales, humanitarios, de la banca multilateral y de la Santa Sede, 24 países –la mayoría representados por sus cancilleres– tomaron la palabra para expresar su solidaridad y comprometer recursos. Además, hubo ocho países que no intervinieron, pero expresaron su respaldo a la iniciativa. A ello se suman las intervenciones de cinco de los principales países receptores al comienzo de la conferencia y nueve más al cierre, incluyendo dos presidentes.
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Por último, hablando de números, la conferencia estaba programada inicialmente por dos horas y se extendió por tres horas y media, lo que refleja el interés que despertó la convocatoria.
El mayor éxito desde el punto de vista cualitativo fue el reconocimiento de la crisis política y humanitaria que atraviesa Venezuela por parte de la mayoría de los participantes, quienes recordaron que el éxodo no se detendrá hasta que no se superen las razones de fondo que dieron origen a la situación. La actividad sirvió para dar un espaldarazo a los esfuerzos –hasta ahora frustrados– de Noruega por facilitar un espacio para buscar una salida negociada, pacífica y democrática a la crisis.
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Curiosamente –y aquí vienen los lunares– este llamado provino de Europa y a este no se sumaron los países receptores de población venezolana en la región, quienes tampoco reconocieron a los venezolanos como personas con necesidad de protección internacional, titulares de derechos según la Declaración de Cartagena. Por el contrario, los voceros de los principales países receptores –a excepción del Canciller de Brasil– se refirieron a los venezolanos como “migrantes”, ignorando una vez más el enfoque de protección.
Finalmente, un dato curioso. Varios oradores hicieron referencia a sus viajes a la frontera entre Colombia y Venezuela, donde constataron el estado en que salen los venezolanos, así como sus necesidades y esperanzas. A pesar de los intentos de Maduro por aislar el país, las personas que salen de Venezuela se han convertido en una muestra irrefutable de la emergencia humanitaria y Cúcuta en la vitrina de su tragedia.
Ligia Bolívar
investigadora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela
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Los derechos de la niñez migrante y refugiada han de ser una prioridad hoy y siempre.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.