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En campaña se habla de migración, pero no de gestión



Por: Mauricio Palma
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Las campañas a la alcaldía de las grandes ciudades colombianas han dejado la política migratoria local por fuera de la agenda de debate, pese a que ampliarla y hacerla más efectiva es una necesidad real para migrantes, retornados, locales y, desde luego, la institucionalidad.

El problema es que la ausencia de propuestas de gestión concretas sugiere que los candidatos prefieren mantener este tema por fuera de sus campañas, con el fin de no perder a aquellos electores potenciales que deciden su voto con base en la coyuntura. 

Esto no significa que la migración desde Venezuela haya sido ajena a las campañas. Para el alivio de muchos que lo alertamos desde el inicio, el debate ha estado en general exento de nacionalismos furibundos o comentarios xenofóbicos. 

Con la excepción de Bucaramanga, las contiendas en las ciudades con mayor número de migrantes y retornados han estado hasta ahora al margen de llamados explícitos a la discriminación o la estigmatización. 

De hecho, la mayoría de los candidatos han dicho que de ser elegidos mantendrían la atención humanitaria, buscarían la integración de los migrantes y garantizarían los derechos de las personas involucradas. Incluso varios han sorteado de manera consecuente cuestionamientos sobre la asociación entre migración y criminalidad y entre migración y mercado laboral.  

Así, tres candidatos a la alcaldía bogotana han asegurado que los ataques xenofóbicos deben ser castigados. Por su parte, el candidato con más opciones en Barranquilla asegura que mantendrá la atención humanitaria de la actual administración. A su vez, dos de los candidatos que puntean para llegar a la alcaldía de Cúcuta aseguraron que el tema migratorio es esencial en su ciudad.

Pero estas han sido casi todas respuestas aisladas con poca profundidad. En ninguno de estos casos ni en el de otras ciudades como Medellín, Bucaramanga o Santa Marta se han identificado propuestas técnicas y detalladas sobre qué tratamiento darle al fenómeno en el largo plazo.

Esto evidencia que la gestión migratoria no ha sido suficientemente contemplada en los planes de gobierno de los candidatos. No obstante, esto puede ser parte de una decisión de campaña.

En el actual escenario electoral, el asunto migratorio es un arma de doble filo que puede quitar votos, en medio de la imposibilidad de plantear soluciones que complazcan a todos los electores. Existe temor a comprometerse sobre un asunto que es visto desde los medios como volátil e incierto. 

Los candidatos son conscientes de que en las grandes ciudades la elección se define por opinión, hoy formada por una agenda noticiosa que exagera el crimen y el desempleo relacionados con la migración, así como por la desinformación disponible en redes sociales.

Así, referirse a la gestión migratoria por más sentido técnico y administrativo que tenga, es visto como algo que puede disminuir su favorabilidad, generar polémicas en la opinión pública y las redes sociales y, a la larga, hacer perder valiosos puntos en el camino a la victoria electoral. 

Otra explicación es posible, aunque menos probable. Puede que los candidatos no conozcan o no entiendan la magnitud del fenómeno y busquen dejar a la inercia la continuidad de las medidas en curso. 

Esto sería igualmente perverso ya que evidenciaría que los futuros gobernantes no han entendido que el asunto migratorio es una variable permanente y de larga duración en el proceso político colombiano. 

Sea cual sea la razón, una vez más la agenda política mantiene invisible un tema prioritario para las administraciones locales en Colombia. La estrategia electoral no puede ser excusa para dejar la gestión migratoria por fuera del diseño de los planes de gobierno de los alcaldes y alcaldesas que se posesionarán en 2020. 

La ausencia de propuestas en este respecto es además un síntoma de que la improvisación podría tomarse la gestión migratoria local en el futuro cercano, ante la falta de planeación durante la campaña. También da indicios sobre los hoy candidatos que, una vez posesionados, podrían estar dispuestos a acomodar este asunto a favor de su popularidad.

La tarea entonces para quienes sean elegidos será incluir en sus planes de gobierno mecanismos de acción técnicos y concretos que optimicen la respuesta humanitaria, mantengan a raya la estigmatización y la xenofobia y profundicen la integración de migrantes y locales. 

La pedagogía ciudadana será además central para su éxito. En últimas, el objetivo durante sus administraciones debe ser evitar la improvisación y buscar una gestión migratoria coordinada y eficiente hacia el futuro.
 


*Mauricio Palma es analista y profesor de Relaciones Internacionales. Investigador doctoral de la Universidad de Warwick (Inglaterra)


Las opiniones de los columnistas en este espacio son responsabilidad estricta de sus autores y no representan necesariamente la posición editorial de PROYECTO MIGRACIÓN VENEZUELA.
 






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