El Plan Regional de Respuesta a Refugiados y Migrantes (RMRP) de la ONU 2020 para refugiados y migrantes venezolanos en Colombia incluye acciones en nueve sectores clave como salud, educación, protección, nutrición, albergue y transporte humanitario.
Las agencias de la ONU están mitigando varios aspectos de la crisis humanitaria en algunas regiones de Colombia, me gustaría sugerir a las agencias de la ONU que incluyan una representación más amplia de la sociedad civil y organizaciones voluntarias en sus esfuerzos por formular y unificar estrategias para ayudar a fortalecer las alianzas que ofrezcan un plan de apoyo más integral y sostenible a los refugiados, migrantes y caminantes venezolanos en Colombia.
Es importante resaltar que el trabajo las organizaciones de la sociedad civil y del voluntariado ha sido fundamental para responder a los retos que enfrentan diariamente los refugiados, migrantes y caminantes en Colombia en los sectores de alimentación y salud.
La labor de los voluntarios de la sociedad civil ha contribuido a salvar vidas y dignificar el paso de los caminantes por la ruta de la Red Humanitaria en Norte de Santander al brindar albergue, comidas calientes e información las 24 horas del día y 7 días a la semana a la población migrante. No quisiera imaginar que hubiera sucedido en algunas regiones sin la respuesta y la atención que los voluntarios, los centros de distribución de alimentos y los albergues de la sociedad civil han brindado esta mano solidaria a cientos de miles de refugiados, migrantes y caminantes durante los últimos cuatro años.
La segunda sugerencia es la activación urgente de los programas de transporte humanitario contemplado en el Plan Regional de Respuesta a Refugiados y Migrantes (RMRP) de la ONU 2020 para Colombia.
Todos los días, la población migrante está expuesta a situaciones de alto riesgo y vulnerabilidad en las carreteras que recorren mientras caminan de ciudad en ciudad, y hacia los países vecinos. Sobre todo, en los peligrosos tramos de los páramos en los Santanderes donde los caminantes están expuestos a grandes riesgos de sufrir hipotermia por las bajas temperaturas, deshidratación y accidentes en las vías.
Adicionalmente, la victimización y la explotación son rampantes en las regiones fronterizas. Los grupos paramilitares reclutan a jóvenes y adultos jóvenes venezolanos. Los grupos armados obligan a los inmigrantes indocumentados a trabajar en los campos de coca y en la minería ilegal, mientras que las mujeres y los niños venezolanos se han visto obligados a realizar trabajos sexuales.
Activar los programas de transporte humanitario de la ONU definitivamente disminuirá este peligro y aliviará la desesperación y la condición de desgaste que sufren los refugiados y migrantes durante sus larguísimas y desafiantes caminatas hacia sus destinos.
A medida que aumenta el flujo de refugiados, migrantes y caminantes venezolanos se requiere más apoyo de las agencias de la ONU y de las autoridades locales responsables de velar por la protección y defensa de los derechos humanos fundamentales, tanto de refugiado y migrante como la población de acogida. Estos derechos deben respetarse y no pueden ser violados aún durante la crisis de la covid-19.
* Cristal Montañéz Baylor
Coordinadora Internacional Proyecto Hope for Venezuelan Refugees
Las opiniones de los columnistas en este espacio son responsabilidad estricta de sus autores y no representan necesariamente la posición editorial de PROYECTO MIGRACIÓN VENEZUELA.
Los derechos de la niñez migrante y refugiada han de ser una prioridad hoy y siempre.
La Universidad Johns Hopkins y la Corporación Red Somos, con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia y Onusida, abordó la situación de salud de la población venezolana migrante en el país.